Del Cid creó Mafresa, empresa de referencia en el sector del ibérico español y cuyo control perdió a finales de la década pasada. Fue hijo de un maestro que lo trasladaron a Fregenal de la Sierra en la posguerra española. Ahí se crió y se afincó Ángel del Cid, un frexnense más desde entonces desde que tenía diez años. Estudió peritaje mercantil en Badajoz y se fue a Madrid para completar esos estudios con los de profesorado mercantil. Tras terminar la carrera en Madrid retornó a Fregenal, se casó con Rosa, una frexnense, y montó en 1960 Agrofico (Oficinas Agrícolas y Comerciales), donde vendía desde insecticidas para el campo a hormigoneras y tractores. Durante la década de los 70 estuvo al frente de Minolta España, empresa de fotocopiadoras que luego se vendió a un grupo holandés.

Gracias a esa operación, pudo hacer frente a la inversión inicial que requería su empresa Mafresa. Inauguró su fábrica cárnica en 1993 y llegó a sacrificar 60.000 cochinos, la mayor industria entonces del cerdo ibérico en España. Del Cid se empeñó, y logró, establecer un nuevo modelo empresarial en el sector del porcino hasta entonces desconocido en Extremadura: la crianza, transformación y comercialización gestionados bajo una empresa.

Mafresa nació gracias a su persistente empeño y a la complicidad entusiasta de la Junta de Extremadura. El presidente Juan Carlos Rodríguez Ibarra y el consejero Manuel Amigo fueron dos pilares imprescindibles para que pasara de tener una fábrica de 6.000 metros a otra de 24.000 en 1999 y de 8.000 cerdos inicial a 60.000 por la misma época. Viajaba mucho a Madrid, sabedor de la relevancia que tenía la capital española para revitalizar su empresa.

Los problemas económicos de Mafresa le hicieron perder el control a finales de la década pasada y más tarde la titularidad de la gran empresa del porcino que creó. Mantuvo fincas y granjas que alcanzan anualmente una producción de 50.000 cerdos al año. Hoy Mafresa es dueña de un grupo aragonés de la alimentación, Grupo Jorge. Un cáncer en los últimos meses había alejado definitivamente a Ángel del Cid de la vida pública.