Ramón Armengol, presidente de Cogeca, ha remitido recientemente un artículo de opinión titulado "El futuro de nuestra agricultura dependerá de la coherencia entre el Pacto Verde y la política comercial de la UE" en el que expone sus ideas acerca de estas dos líneas de actuación en materia de agricultura.

Los tres pilares básicos de su discurso serían: la necesidad de que se incluyan los objetivos del Pacto Verde Europeo en la política comercial de la UE y que se tenga en cuenta la realidad comercial dentro del Pacto Verde; la idea de que la agricultura europea posee una capacidad de resistencia suficiente para adaptarse al Pacto Verde, siempre y cuando esta política no funcione como un mecanismo de dumping medioambiental; y la creencia de que cualquier decisión en el marco del Pacto Verde o de la política comercial debe estar sometida a una evaluación del impacto rigurosa, ya que "está en juego el futuro de nuestra agricultura".

Armengol opina que la comunicación presentada en febrero por el vicepresidente ejecutivo y comisario de Comercio, Valdis Dombrovskis, "merecería tanta atención como el de sobra conocido Pacto Verde que dirige el vicepresidente Frans Timmermans". Si bien el Pacto, añade, "constituye un pilar de la futura política agrícola de la Unión", la revisión de la política comercial "constituye el otro pilar fundamental para que nuestro modelo de agricultura funcione sin tambaleos".

En su artículo, el presidente de Cogeca recuerda que las macropolíticas comerciales tienen claros efectos en los agricultores europeos y sus cooperativas y que es fundamental que ambas líneas de actuación "avancen coordinadas y con igual determinación y ritmo, ya que cualquier incongruencia puede terminar en caída". 

Dada que aún nos encontramos en "fase de declaraciones", Armengol considera que "se avecinan muchas incoherencias" y que nadie sabe "qué repercusiones tendrá el Pacto Verde en la esfera comercial   ni   cómo   afectará   a   los   precios   del   mercado,   la   renta   agrícola   y   la   seguridad alimentaria".

Respecto de la posición del Copa y la Cogeca, asegura que "apoyan desde siempre tanto el comercio intracomunitario (UE) como con terceros  países". Pero añade que "sería recomendable establecer una base común con nuestros aliados en materia de seguridad alimentaria, sostenibilidad y clima. En concreto, con el fin de integrar el Acuerdo de París en el sistema de comercio con mecanismos de cumplimiento claros". Además, dice Armengol que "para que nuestra voluntad se traduzca en acciones, necesitamos capacidad para invertir en los recursos necesarios. Y aquí es donde la revisión de la política comercial de la Unión Europea podría resultar tan decisiva como el Pacto Verde".

Alerta también con sus palabras sobre los riesgos de la deslocalización por el dumping de países que avanzan más despacio y del peligro de las presiones sobre los precios. Y sostiene que "si la Unión Europea sigue adelante con el Pacto Verde sin velar por mantener la productividad y la competitividad de nuestra agricultura, estará poniendo en tela de juicio el fundamento de nuestros acuerdos comerciales en vigor" para acabar con la siguiente cuestión: "Desde hace décadas, la sociedad civil exhorta a los responsables políticos de la UE a llevar a cabo una evaluación del impacto exhaustiva sobre las políticas comunitarias de mayor relevancia. ¿Por qué motivo debería quedar exento de ello el Pacto Verde, sabiendo todo lo que está en juego?".