Interbev, la interprofesional de la carne de vacuno de Francia trabaja por un etiquetado ambiental confiable y relevante, una medida que se debate actualmente en el marco del proyecto de ley de Clima y Resiliencia, participando en el proceso experimentación iniciada por las autoridades francesas.

Tras alertar el pasado mes de diciembre sobre los límites del método LCA y Agribalyse, así como los riesgos que supone para el proyecto de etiquetado medioambiental y los métodos de producción más sostenibles, Interbev anuncia el lanzamiento de trabajos específicos para carnes bovinas y ovinos. Este trabajo se llevará a cabo en colaboración con IDELE (Institut de l'Elevage) y con la consultora EVEA. Se busca garantizar una información ambiental útil, objetiva, completa y accesible para todos.

l objetivo del aporte de Interbev es participar en la construcción de un "Puntaje ambiental oficial". Para ello, ofrece un método de calificación que incorpora criterios ambientales esenciales como los servicios que brinda la ganadería en términos de valoración de pastizales, biodiversidad, almacenamiento de carbono y mantenimiento del paisaje.

Su trabajo también tendrá en cuenta la información relativa a las prácticas de ecodiseño desarrolladas en el sector, con el fin de promoverlas entre los consumidores y alentarlas a los involucrados.

Además, en línea con los objetivos de los Estados Generales de Alimentación y el artículo 15 de la ley de lucha contra los residuos y la economía circular, Interbev estudiará además indicadores socialesr.

Además de la dificultad de comprensión para el público en general, el método LCA, del cual resultan los datos de Agribalyse, inicialmente desarrollado para la industria, es difícil de aplicar para productos derivados de animales. De hecho, solo tiene en cuenta los impactos negativos y no integra los numerosos servicios que presta la ganadería a la naturaleza, ignorando los considerables impactos ambientales positivos vinculados a la mejora de los 13 millones de hectáreas de prados franceses.

Entre la información medioambiental que a los franceses les gustaría tener como prioridad a la hora de comprar carnes rojas, primero se refieren a la puesta en valor de prados, pastos y paisajes (53%), luego al impacto positivo para la biodiversidad (52%). Las emisiones de gases de efecto invernadero o la cantidad de agua utilizada están muy por detrás (38% y 29% respectivamente).

Según Interbev, los datos de Agribalyse favorecen la agricultura intensiva y penalizan las granjas más herbáceas y orgánicas, lo que es totalmente contrario al desarrollo de granjas sostenibles, respetuosas con el medio ambiente y los territorios.

De hecho, al relacionar los impactos ambientales por kilo y basarse principalmente en la consideración de las emisiones de gases de efecto invernadero, el método LCA implementado en Agribalyse, pone en desventaja los ciclos de vida más largos.

Sin embargo, para producir carne de vacuno u ovino de calidad, el factor tiempo es fundamental. En consecuencia, si seguimos este sistema de clasificación, resulta que la carne de cebaderos intensivos estaría mejor calificada desde un punto de vista ambiental que la carne ecológica o la carne de una producción de pasto en Francia.

Estas inconsistencias fundamentales desacreditan el uso del método LCA y Agribalyse por sí solos y representan un riesgo importante para la orientación dada a la agricultura francesa por un lado y para la apropiación del enfoque de etiquetado ambiental por parte de los consumidores, por otro lado.

En este contexto, Interbev pide la responsabilidad de las autoridades públicas y de todos los actores interesados ​​para satisfacer plenamente las expectativas de los consumidores y promover métodos de producción virtuosos y sostenibles. 

Además, la Interprofesión advierte solemnemente de los riesgos que hoy pesan sobre este proyecto y que podrían conducir a su fracaso: riesgo de desviar a los consumidores de carnes de calidad y respetuosas con el medio ambiente; riesgo de descrédito en ausencia de rigor metodológico y científico; finalmente, existe el riesgo de decepción si la información disponible no cumple con las expectativas reales de los consumidores.

Por ejemplo, hoy en día, más de 8 de cada 10 franceses declaran que estarían dispuestos a tener en cuenta la información medioambiental al comprar carne pero no bajo ninguna condición: solo el 3% de los franceses utilizaría esta información independientemente de cómo se obtuviera.

Para ser tenida en cuenta, esta información debe ser fácilmente comprensible para todos (para el 56% de los franceses) y estar preparada de manera transparente (54%) y rigurosa (43%).

En términos de actores que podrían contribuir a promover su uso, los propios consumidores están en primera línea a través de asociaciones de consumidores (30%) y científicos independientes (28%).

Dominique Langlois, presidente de Interbev concluye: “queremos promover el derecho a la información en materia ambiental, información útil, objetiva, completa y accesible para todos. Es por ello que proponemos integrar en el etiquetado ambiental nuevos criterios de información esencial, como los servicios que brinda la ganadería en materia de biodiversidad, captura de carbono, mantenimiento del paisaje, etc. Ofreciendo una metodología alternativa a través de nuestra contribución a la experimentación, nosotros, los profesionales en el sector de la ganadería y la carne, queremos aportar soluciones concretas en consulta con las autoridades públicas para que el proyecto de etiquetado medioambiental sea un éxito al tiempo que se refuerza el modelo virtuoso y sostenible de 'cría extensiva, la base misma de la calidad Made In France. "