Con las manos en la masa, en concreto con 150 kilos de pienso, pillaron a tres ladrones (una mujer y dos hombres de nacionalidad española y vecinos de la zona) en una granja situada a cinco kilómetros de Gerindote, en Castilla la Mancha. La cuestión se había convertido para los agentes de la Guardia Civil en un tema personal, puesto que llevaban seis meses tras su pista. Habían robado 16 gallinas, 30 lechones y una tonelada de pienso en una granja. 

Los robos habían comenzado en octubre, según un ganadero. Hubo cuatro primeros hurtos a los que siguieron tres robos con fuerza. En ellos se llevaron gallinas, lechones y pienso. Finalmente, el dueño de la granja instaló cámaras de seguridad, si bien en las grabaciones no se podía identificar la matrícula de su vehículo.

Desde el primer momento, al no haberse forzado las puertas de la granja, el ganadero sospechó de un antiguo empleado, lo que supuso la mayor pista que llevó, tras la puesta en marcha de dispositivos de vigilancia nocturna durante meses y con la colaboración de un granjero, a la detención de los ladrones.

El granjero víctima de los robos envió una carta de agradecimiento al cuartel de Torrijos, si bien afirma que no es el único perjudicado.