Las grandes industrias cárnicas brasiñeas están reduciendo su actividad en medio de una suspensión comercial prolongada con China y la disminución de la demanda interna. La mitad de la capacidad de sacrificio del mayor exportador de carne del mundo estaba inactiva en septiembre, según Jessica Olivier, analista de la consultora Scot Consultoria. El procesamiento de carne se ha desacelerado durante el último año y el mes pasado cayó al nivel más bajo en los datos que se remontan a 2012.

El motivo está en la suspensión de las exportaciones a China de forma voluntaria tras detectarse dos casos de EEB. Aunque la Organización Mundial de Sanidad Animal descubrió que los casos no representan ningún riesgo para la cadena de suministro de alimentos, China no ha reanudado los envíos.

Egipto y Arabia Saudita, otros importantes importadores de carne de vacuno brasileña, tampoco están comprando en respuesta a los episodios de EEB. El sólido mercado estadounidense ha proporcionado una salida parcial, triplicando los pedidos de los empacadores brasileños este año. Pero los volúmenes son bajos en comparación con China.

"No tener a China como importador es un golpe muy fuerte", dijo Wagner Yanaguizawa, analista de Rabobank Brasil. "La dependencia de la carne de vacuno de Brasil en China ha ido en aumento". Alrededor del 60% de las exportaciones de carne vacuna de Brasil se destinaron a China hasta septiembre. “El consumo local no es suficiente para absorber la producción”, dijo Olivier. “Algunas empresas sacrifican solo dos o tres veces por semana”.

Mientras tanto, Argentina reanudó las exportaciones a China esta semana, creando oportunidades potenciales para Marfrig Global Foods y Minerva SA, empresas brasileñas con plantas en esa nación latinoamericana. JBS SA ha estado aumentando las ventas a China desde sus mataderos estadounidenses.