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La Fecic contesta al ministro Garzón

Tras las manifestaciones recientes del ministro Garzón respecto de la industria cárnica, el secretario seneral de FECIC, Josep Collado, ha traslado a los medios el siguiente comunicado, bajo el título de "El carbón del siglo XXI".

"Transcurridos ya unos días de las deplorables manifestaciones del Ministro Alberto Garzón, podríamos continuar sumando argumentos discrepantes a dichas declaraciones, si bien la gravedad de las mismas no está tanto en lo que ha dicho el Ministro, ya que es plenamente coincidente con la doctrina de Unidas Podemos, sino en el contexto de donde y como se han producido dichas manifestaciones.

A estas alturas, ya nadie se sorprende por unas declaraciones desafortunadas, extemporáneas, o incluso demagógicas de cualquiera de nuestros políticos de turno, pero es inaudito que un Ministro del Gobierno de España vaya a un medio internacional a cuestionar públicamente la calidad y la seguridad de los productos exportados por las empresas de su país, perjudicando, a sabiendas, la imagen y el prestigio de la carne y los elaborados cárnicos que España exporta en todo el mundo, y por extensión los intereses económicos de las empresas exportadoras.

Lejos de incidir todavía más, en esta lamentable intervención del Sr. Ministro, creo que es adecuado poner un punto de reflexión, no ya a estas declaraciones, sino a una cierta corriente de opinión existente en la Sociedad, y coincidente en todo o en parte, con la del Sr. Alberto Garzón. 

Por un lado, existe cierto convencimiento en determinados segmentos de la sociedad que la cadena cárnico-ganadera es un potente foco de contaminación medioambiental. Este principio, coordinadamente coreado por organizaciones y publicaciones que responden a intereses nada inocentes, va permeabilizando cada vez más entre la población, que ocasionalmente observa como un líder político, o un representante del Gobierno, se suma a esta corriente de opinión.

Paralelamente, constatamos como en determinados foros, como ha sido la reciente cumbre mundial del Cop-26, ha sido incapaz de poner limites al uso del carbón como fuente de generación de energía, o acabar con las subvenciones de Países a los combustibles fósiles, pero si ha existido el consenso suficiente para llegar a acuerdos, y señalar como elemento generador de gases de efecto invernadero, no ya al transporte aéreo, o a los grandes cruceros, sino a la producción cárnica. En resumen, estamos ante un fuego cruzado entre la percepción de los consumidores y la sociedad por un lado y el posicionamiento de políticos y determinados estamentos por el otro, dándose la circunstancia que ambos movimientos se retroalimentan entre ellos.

Cada vez más las personas son conscientes de que con su consumo votan cómo preservar y vivir el mundo. Del mismo modo, los sectores económicos asumen consciencia sobre el impacto que ha tenido y genera actualmente su actividad. En este contexto, la cadena cárnico-ganadera no es ajena a ello y debe hacer un acto de reflexión para alcanzar un planteamiento inteligente y estratégico que le evite convertirse a ojos de la sociedad en el carbón del siglo XXI. Esta reflexión necesaria no se resume en "consumir menos" o "emitir menos" sino en consumir conscientemente, cuestión que exige una respuesta híbrida entre producir de manera sostenible y de manera diferente. FECIC promueve esta reflexión y está acompañando en esta dirección a la industria que representa, apostando por la innovación gracias a proyectos propios para aprovechar de manera inteligente en el medio y largo plazo, los fondos Next Generation para trabajar a favor de la biodiversidad y la seguridad.

Las contradeclaraciones bienintencionadas, realizadas desde el Sector a unos ataques que se van materializando cada vez con mayor frecuencia, no son la solución a un problema de mucho mayor calado. La respuesta está en la materialización y divulgación de actuaciones concretas en la línea de las demandas que se nos requieren:

• Innovación en la alimentación animal para evitar el uso de productos provenientes de la desforestación para así reducir el uso de cereales a través de subproductos de la alimentación humana.
• Desarrollo tecnológico en favor de la economía circular para convertir los purines en energía a través del biogás.
• Uso de aguas regeneradas en determinadas aplicaciones en la producción ganadera y la producción cárnica, para evitar el estrés hídrico que sufre nuestro país.
• Consenso sectorial a nivel del conjunto del Estado, para impulsar un único referente de bienestar animal, que cierre un debate estéril, existente en esta materia.

Estos elementos, junto con los compromisos ya adoptados por el sector, como la reducción del uso de antibióticos o la reformulación de los elaborados cárnicos reduciendo sus contenidos de grasa y sal, podrían ser una buena hoja de ruta para que el Sector adquiriese firmes compromisos ante la sociedad, generando por parte de esta un nuevo enfoque hacia el Sector.

Por otro lado, actualmente, un buen número de empresas cárnicas, están incorporando a su gama de productos, alimentos elaborados a partir de proteínas vegetales, no estando lejano el día que también se incorporarán alimentos producidos a través de proteínas sintéticas, o de laboratorio. 

Lejos de ver esta actividad complementaria, que de manera incipiente desarrollan cada vez más empresas, como una amenaza, posiblemente deberíamos darle una óptica de oportunidad frente a la sociedad, que a su vez posicione a las industrias cárnicas como un modelo adaptativo a las demandas de los consumidores.

La industria de la automoción, referente en innovación y adaptabilidad, hoy ha evolucionado hacia el concepto de la movilidad, mas allá del automóvil, mientras el desarrollo tecnológico ya orientado hacia los vehículos eléctricos se abre ahora al nuevo horizonte que supone la pila de hidrógeno, y todo ello sin que el sector del automóvil renuncie a continuar produciendo vehículos de combustión térmica. Nuestra industria cárnica, dentro de su contexto, debe también evolucionar hacia estas nuevas demandas sociales, impulsadas hoy ya también por las exigencias medioambientales.

Sin lugar a duda, el sector cárnico se encuentra ante una bifurcación de caminos, donde debe decidir el camino a seguir en el futuro próximo. Los Fondos Next Generation de la Unión Europea, pueden suponer una oportunidad única, para convertirse en el catalizador de este nuevo rumbo que se hace necesario en el Sector.
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