Viernes, 4 de octubre de 2024
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Un nuevo informe de la OMSA vuelve a mostrar cómo se reduce el uso de antimicrobianos en la producción animal
Un nuevo informe de la OMSA vuelve a mostrar cómo se reduce el uso de antimicrobianos en la producción animal
En el mundo, entre 2016 y 2018, se registró una disminución del 27% en el uso de antimicrobianos en animales, según los datos comunicados a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA, fundada como OIE).
Se han observado progresos similares en la utilización de antibióticos como promotores del crecimiento. Durante mucho tiempo considerado como una forma habitual de aumentar la productividad de los animales criados para consumo humano, el uso de antibióticos en animales sanos para fomentar su crecimiento ya no es una práctica habitual en casi el 70 % de los países que participaron en la colecta de datos.
Durante décadas, los expertos han advertido que la resistencia a los antimicrobianos constituía una amenaza para las generaciones futuras. Ahora ha llegado el momento de acelerar aún más las acciones contra este fenómeno convertido en una de las principales causas de muerte en los seres humanos. Según un estudio publicado en The Lancet, solo en el año 2019, unas 1,27 millones de personas murieron a causa de bacterias resistentes a los antibióticos. No obstante, no se conoce con exactitud el porcentaje de muertes vinculadas a la resistencia a los antimicrobianos en los animales. Si bien el fenómeno puede tener su origen en poblaciones animales, humanas o vegetales, también supone una amenaza para las demás especies. Con el fin de frenar esta tendencia de forma eficaz, todos los sectores deben unir sus fuerzas y fomentar el uso prudente de los antimicrobianos.
Resulta fundamental registrar y analizar los datos sobre el uso de antimicrobianos para comprender en detalle este creciente peligro multifacético. En 2015, con el objetivo de supervisar las tendencias en el sector de la sanidad animal, la OMSA puso en marcha un proceso anual de colecta de datos. La iniciativa ha registrado un compromiso constante y creciente por parte de los Miembros de la Organización, que han mejorado su capacidad a la hora de reunir y transmitir información detallada a lo largo del tiempo. A pesar de las perturbaciones causadas por la pandemia de covid-19, alrededor de 160 países participaron en la última ronda de colecta de datos y algunos también han publicado esta información en sus plataformas nacionales. Hasta la fecha, se trata de la base de datos más completa disponible sobre el uso de antimicrobianos en los animales.
“Frente al aumento del porcentaje de agentes patógenos resistentes a los antimicrobianos, la comunidad científica debe redoblar esfuerzos para acelerar el desarrollo de nuevos antibióticos y fármacos que hagan frente a las ‘superbacterias'”, declaró el Dr. Javier Yugueros-Marcos, jefe del Departamento de Resistencia Antimicrobiana y Productos Veterinarios de la Organización Mundial de Sanidad Animal. “Pero lo más importante es la integración de soluciones alternativas, como las vacunas, y la promoción de acciones rápidas e inmediatas, como lavarse las manos con agua y jabón, y cambiarse de ropa y de calzado antes de tratar o manipular a los animales”.
Facilitar el acceso a información sólida y fiable constituye una prioridad estratégica, puesto que ayuda a los responsables políticos a identificar exactamente dónde se necesita actuar con mayor urgencia a nivel local, lo que a su vez refuerza la respuesta global a la resistencia a los antimicrobianos.
Se han observado progresos similares en la utilización de antibióticos como promotores del crecimiento. Durante mucho tiempo considerado como una forma habitual de aumentar la productividad de los animales criados para consumo humano, el uso de antibióticos en animales sanos para fomentar su crecimiento ya no es una práctica habitual en casi el 70 % de los países que participaron en la colecta de datos.
Durante décadas, los expertos han advertido que la resistencia a los antimicrobianos constituía una amenaza para las generaciones futuras. Ahora ha llegado el momento de acelerar aún más las acciones contra este fenómeno convertido en una de las principales causas de muerte en los seres humanos. Según un estudio publicado en The Lancet, solo en el año 2019, unas 1,27 millones de personas murieron a causa de bacterias resistentes a los antibióticos. No obstante, no se conoce con exactitud el porcentaje de muertes vinculadas a la resistencia a los antimicrobianos en los animales. Si bien el fenómeno puede tener su origen en poblaciones animales, humanas o vegetales, también supone una amenaza para las demás especies. Con el fin de frenar esta tendencia de forma eficaz, todos los sectores deben unir sus fuerzas y fomentar el uso prudente de los antimicrobianos.
Resulta fundamental registrar y analizar los datos sobre el uso de antimicrobianos para comprender en detalle este creciente peligro multifacético. En 2015, con el objetivo de supervisar las tendencias en el sector de la sanidad animal, la OMSA puso en marcha un proceso anual de colecta de datos. La iniciativa ha registrado un compromiso constante y creciente por parte de los Miembros de la Organización, que han mejorado su capacidad a la hora de reunir y transmitir información detallada a lo largo del tiempo. A pesar de las perturbaciones causadas por la pandemia de covid-19, alrededor de 160 países participaron en la última ronda de colecta de datos y algunos también han publicado esta información en sus plataformas nacionales. Hasta la fecha, se trata de la base de datos más completa disponible sobre el uso de antimicrobianos en los animales.
“Frente al aumento del porcentaje de agentes patógenos resistentes a los antimicrobianos, la comunidad científica debe redoblar esfuerzos para acelerar el desarrollo de nuevos antibióticos y fármacos que hagan frente a las ‘superbacterias'”, declaró el Dr. Javier Yugueros-Marcos, jefe del Departamento de Resistencia Antimicrobiana y Productos Veterinarios de la Organización Mundial de Sanidad Animal. “Pero lo más importante es la integración de soluciones alternativas, como las vacunas, y la promoción de acciones rápidas e inmediatas, como lavarse las manos con agua y jabón, y cambiarse de ropa y de calzado antes de tratar o manipular a los animales”.
Facilitar el acceso a información sólida y fiable constituye una prioridad estratégica, puesto que ayuda a los responsables políticos a identificar exactamente dónde se necesita actuar con mayor urgencia a nivel local, lo que a su vez refuerza la respuesta global a la resistencia a los antimicrobianos.
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