Según estimaciones del Club de Agronegocios de Ucrania (UKAB), en junio se importaron alrededor de 9.000 toneladas de carne de cerdo a Ucrania desde la Unión Europea (UE); cuatro veces más que en el mismo mes del año pasado y casi la mitad que en mayo. Los principales proveedores fueron Polonia, Dinamarca y los Países Bajos. Según UKAB, además de la interrupción de la producción nacional causada por la guerra, la reintroducción del IVA y los aranceles sobre las importaciones de carne de cerdo a partir del 1 de julio también es responsable del fuerte aumento de las importaciones en junio.

Esta organiación estima que entre enero y mayo de 2022 se importaron 22.300 toneladas de carne de cerdo de la UE. Las necesidades de importación han aumentado ya que los criadores de cerdos de las regiones del este y sur del país se han visto obligados a retirarse temporalmente del mercado, explicó el analista de UKAB Maksym Hopko. Hasta el 20% de las instalaciones de producción porcina de Ucrania se encuentran actualmente en áreas controladas por las fuerzas armadas rusas. Además, muchas granjas en otras partes de Ucrania sufrieron problemas como cortes de energía y escasez de mano de obra. Como resultado, los precios de la carne de cerdo han aumentado considerablemente.

Por otro lado, la Asociación de Productores de Carne de Ucrania (ACY), informó que los mataderos y plantas procesadoras de carne actualmente sufren tres problemas principales. En primer lugar, existe una falta de capital, ya que no se satisfacen los reclamos y no hay acceso a instrumentos de crédito estándar. En segundo lugar, la competencia por el ganado porcino para sacrificio se ha intensificado debido a la baja oferta, la logística difícil y costosa reduce el radio de adquisición. En tercer lugar, la devaluación de la moneda nacional, la grivna, está causando problemas a la industria cárnica, ya que encarece mucho las importaciones necesarias de envases, especias o repuestos para la producción.

Otro factor de incertidumbre es la reacción de los consumidores ante los precios más altos de la carne y los embutidos en el comercio minorista, que ya han provocado cambios en el consumo.