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COAG valora cómo el estrés por la falta de agua y el calor del verano ha afectado a la ganadería

COAG ha emitido un comunicado en el que hace un análisis de cómo está afectando la falta de agua y el calor de este verano a las producciones agrícolas y ganaderas. La organización pide al Gobierno que se convoque de forma urgente la Mesa de la Sequía para analizar la actual situación y definir un plan de choque con el que aliviar la situación crítica que atraviesan los ganaderos y agricultores.

Y es que las estimaciones de COAG apuntan a que los efectos de la falta de agua y el calor excesivo de este verano han afectado al sector ganadero de muy diversas formas. En general, se han producido sobrecostes por un uso mayor de la refrigeración en aquellos sectores más intensificados, una menor tasa de transformación de pienso a carne, menos peso de los animales alcanzado en el mismo tiempo de los ciclos, dificultad de acceso a pastos por la sequía, así como de cultivos de la explotación para aprovechamiento en la alimentación (ensilados) y necesidad de llevar agua a los animales de extensivo para que puedan hidratarse, puesto que se han secado muchas charcas y puntos de suministro de agua.

La alimentación animal se ha encarecido por el aumento de precio de fertilizantes, combustibles y por la falta de disponibilidad de materias primas. La paja el año pasado estaba a 55€/paquete grande de cuatro cuerdas y este año a 95€. Con la alfalfa ha ocurrido lo mismo pasando de 170€ el año pasado a más de 190€ este año.

En el caso de la avicultura, los periodos más largos de elevado calor están afectando mucho al uso de energía necesaria para la refrigeración. También afecta a la conversión de pienso a carne (se necesita entre un 5 y un 8% más de pienso para llegar al mismo peso), algo que afecta directamente a las liquidaciones. También se tarda más tiempo en llegar al peso requerido (de 42 a 45 días). En una nave media se podría cuantificar el sobrecoste en unos 1.250 € adicionales sólo en pienso . 

Lo mismo ocurre con cría de conejos: se usa más energía en refrigeración que se suma al incremento de precios (para una nave de 3.000 madres, si se pagaban hasta hace un año 1.900 € de media, ahora se están 2.600 € al mes de consumo energético, un 37% más). Los animales comen menos y llegan a pesos inferiores, por lo que se obtienen menores rendimientos (en estos casos, se habrá aportado menos pienso también).

Para el porcino, en el caso de granjas de madres reproductoras se ha producido un sobrecoste en la necesidad de usar energía, si bien el impacto es limitado, dado que el 80% de las explotaciones tienen implantación de energías renovables. Además, si hay buena refrigeración el incremento diario de peso de los animales no debería notarse, aunque dado lo elevado del calor, incluso nocturno, se han alcanzado pesos menores al final de los ciclos (5-7 kg por animal), lo que impacta en las liquidaciones percibidas. También se ha doblado la mortandad por elevado calor (hasta un 6-7%), lo que repercute en los rendimientos e ingresos finales. En granjas de engorde, es habitual que no dispongan de refrigeración (hasta un 50% de las granjas), lo que ha supuesto mayores dificultades para que los animales comieran y desarrollaran su ciclo con normalidad. Este tipo de granjas, que no tienen implantación de renovables tan generalizada, van a tener que realizar inversiones para implantar refrigeración, lo que supone un gasto en inversión y un gasto corriente más por el uso de energía.

Para el vacuno de carne ha habido un aumento del coste para aportar agua al ganado, por falta de disponibilidad de los recursos habituales. Esto ha supuesto un gasto en energía y horas de mano de obra para trasladar y suministrar esa agua. Además, en algunos casos se ha tenido que acometer inversiones para la construcción de pozos. Desde el punto de vista de la alimentación, también se están produciendo y se van a producir costes no habituales: hay una recogida de forraje menor (entre un 40-75% menos). Esta situación se repercutirá en unos meses porque esta materia prima está subiendo. Los animales se están comiendo los pastos que se tendría que comer más adelante.

Por último, para la cría de ganado ovino y caprino de carne, hay menos pastos para que coma el ganado en el campo y esto supone tener que recurrir al aporte de piensos, encareciendo la alimentación. Esto supone pagar un 20-25% más. También dificultad para suministrar agua y eso supone un mayor gasto para llevar camión de agua (energía y mano de obra) y no poder llevar el ganado a determinados pastos porque no tienen acceso al punto de agua.
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