El USDA acaba de presentar el último de sus informes sobre previsiones de la evolución de la industria cárnica mexicana de cara a 2023. En el caso específico del vacuno, el USDA estima que la producción crecerá el próximo año en un 2% hasta los 2,22 millones de t. La demanda interna estará cubierta puesto que alcanzaría a ser el próximo año de 2,01 millones de t frente a los 1,95 millones de t de 2022.

En los últimos seis años (2017-2022), la producción de carne de vacuno ha aumentado entre el uno y el tres por ciento anual, y se ha impulsado en los dos últimos años (2021-2022) gracias a los precios internacionales que incentivan las exportaciones. Diez estados de México producen el 64% de la carne de vacuno del país. Los cinco principales productores de carne de vacuno son los estados de Veracruz, Jalisco, San Luis Potosí, Durango y Baja California.

México importaría unas 200.000 t de vacuno en 2023 para complementar el suministro nacional y llegaría a exportar 410.000 t en 2023, creciendo desde las 405.000 t previstas para este 2022. La causa está en los altos precios internacionales de la carne y la capacidad productiva del país que cuenta con buenos clientes entre los países asiáticos.

En cuanto al porcino, el número de sacrificios en 2023 llegará a los 21,35 millones de animales, creciendo desde los 20,4 millones de 2022 previstos por el USDA. Algo más de la actividad se realiza en establecimientos tipo TIF y el resto en mataderos municipales y privados. La producción en cantidad llegaría a los 1,6 millones de t en 2023 creciendo debido a la mejora de la genética porcina.

El consumo de esta carne rondará los 2,55 millones de t en 2023 ya que la de cerdo es la segunda carne más consumida en México al valorar su versatilidad y disponibilidad. Los consumidores continúan buscando la mejor opción de valor en sus decisiones de compra, aumentando la demanda de productos a base de carne de cerdo como tacos, embutidos y carnes variadas. 

Sin embargo, la volatilidad de las materias primas sigue siendo una amenaza latente para los márgenes de beneficio de los productores. Según datos del sector, a finales de junio de 2022, los precios del maíz y de la pasta de soja eran un 16 y un 25 % más altos que en el mismo periodo de 2021, respectivamente. Los precios más altos de los piensos aumentan los costes de producción, y si este coste no se traslada al consumidor, el margen de beneficio del transformador disminuye.

El país podría llegar a exportar 330.000 t en 2023 teniendo a EE.UU. como el principal destino de sus ventas y con China con una línea estable de demanda.

Sin embargo, el país necesitará en 2023 de al menos 1,28 millones de t de carne de cerdo, según el USDA, para mantener la demanda interna. En 2021, las importaciones alcanzaron una cuota récord del 50 % del consumo, cuatro por ciento más que el año anterior. En 2022 y 2023, se prevé que las importaciones sigan representando aproximadamente la mitad del consumo.

Las importaciones de carne de cerdo son principalmente cortes primarios que se procesan y se les da valor añadido en los establecimientos nacionales. Los cortes de alto valor satisfacen la demanda principalmente en el sector hostelería y retauración, mientras que los cortes de bajo valor se procesan para obtener productos listos para el consumo como los jamones cocidos.

Las importaciones crecieron un 25,3% en los cinco primeros meses de 2022, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Este volumen representa un nuevo récord, motivado en gran medida por el aumento de la demanda interna.

Por último, en el caso de la carne de aves, se estima que ronde los 4 millones de t en 2023 impulsado por el fomento de la verticalización, el aumento de la bioseguridad y la fuerte demanda interna, creciendo un 2,6% respecto a 2022. Los establecimientos tipo TIF son responsables del 50% de la producción.

La demanda de esta carne rondará los 4,94 millones de t en 2023 creciendo desde los 4,82 millones de t previstos para 2022. Con el aumento de la inflación y el poder adquisitivo de los hogares cada vez más afectado, la carne de pollo sigue siendo la proteína animal más asequible. Su versatilidad y su reputación como producto saludable también estimulan el consumo. Sin embargo, a medida que la presión inflacionista empuje los precios de la carne de pollo hacia arriba, algunos consumidores empezarán a sustituir la carne de pollo por proteínas animales menos caras (por ejemplo, huevos) o o simplemente reduzcan su consumo de proteínas de origen animal. 

Las importaciones para 2023 llegarán a las 950.000 t ante el crecimiento de la demanda interna que no alcanza a ser cubierta por la producción nacional. Se prevé que las importaciones representen el 19% del consumo, comparable a años recientes.

Estados Unidos es el principal proveedor de México, con una cuota del 78% entre enero y mayo de 2022. Sin embargo, es probable que la participación de Estados Unidos disminuya en la segunda mitad de 2022, ya que el presidente López El decreto del presidente López Obrador del 16 de mayo de 2022 reduce los aranceles a cero. Esta medida probablemente estimulará las importaciones de terceros países que no tienen acuerdos de libre comercio con México. En consecuencia, es muy probable que Brasil el mayor beneficiario en lo que respecta a la carne de pollo. 

En el pasado, Brasil se ha beneficiado de los contingentes arancelarios mexicanos, ya que los procesadores aumentaron sus compras a Brasil a un precio más bajo. Actualmente hay 66 establecimientos brasileños autorizados a exportar aves de corral a México, 1.633 establecimientos estadounidenses y 11 establecimientos chilenos. Este último exporta principalmente pavo (aves enteras) a México durante el último trimestre del año.