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Copa y Cogeca reclaman que los objetivos sobre envases y residuos deben ser "realistas, justos y viables"

La Comisión Europea ha publicado una propuesta de Reglamento sobre envases y residuos de envases. La armonización de las normas de la UE es necesaria para proteger el mercado común de la UE y evitar la fragmentación y, como tal, la revisión de la directiva en un reglamento es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, Copa y Cogeca lamentan el hecho de que algunos de los objetivos, especialmente los relativos al contenido de los envases de plástico reciclado y a la reutilización/relleno, pasen por alto la realidad sobre el terreno y las implicaciones para los productores de en un contexto socioeconómico difícil.

Los agricultores y las cooperativas agrarias de la UE ya están dando pasos para mejorar los sistemas de gestión del plástico, reducir los envases de plástico y el desperdicio de alimentos adoptando enfoques de diseño ecológico y utilizando envases y materiales respetuosos con el medio ambiente. Hay que apoyar estos esfuerzos y no frustrarlos con requisitos y objetivos que no sólo son inviables, sino francamente contraproducentes.

Los objetivos obligatorios de contenido reciclado propuestos para los envases de plástico no son realistas y van en contra de los objetivos de fomentar el consumo de más frutas y verduras. Además, no reconocen el papel que desempeñan los envases para garantizar la seguridad y la calidad de los alimentos. La propuesta de prohibición de los envases de un solo uso para menos de 1,5 kg de frutas y hortalizas frescas es desproporcionada sin tener en cuenta los usos de los materiales y el análisis del ciclo de vida que demuestran la sostenibilidad de los envases, y no tiene en cuenta la diversidad de productos dentro del sector. El requisito propuesto para la compostabilidad de las pegatinas no hace referencia a ninguna norma específica. Las restricciones sin alternativas viables tendrán como resultado la reducción drástica de la protección y la vida útil, así como el compromiso de la higiene, la calidad organoléptica y la trazabilidad. En este sentido, las restricciones no mejorarían el impacto medioambiental de la cadena de suministro; por el contrario, lo aumentarían, así como el desperdicio de alimentos. 

Además, los objetivos y requisitos mencionados no tienen en cuenta el difícil contexto socioeconómico y las repercusiones para los productores. La guerra en Ucrania ha agravado las dificultades de acceso al material de envasado debido a la menor disponibilidad y asequibilidad de las materias primas. A esto se suma el aumento de los costes de los insumos, la energía y los alimentos, así como las interrupciones en la cadena de suministro. En este contexto, las restricciones y/o los nuevos requisitos suponen importantes costes adicionales que las organizaciones de productores no pueden asumir o trasladar a los consumidores. Esto es especialmente cierto en el caso del vino, las frutas frescas y las hortalizas, para las que la higiene y la orientación a la exportación no se tienen muy en cuenta. 

Por último, la innovación puede desempeñar un papel clave en la consecución de una verdadera economía circular, que es la ambición de la UE. No reconocer y promover el contenido de base biológica en el PPWR, junto con el contenido reciclado, es una oportunidad perdida, ya que puede servir para reducir la dependencia de la UE de los recursos fósiles y potenciar la bioeconomía, detener la tendencia actual de exceso de envases y de residuos, y, en última instancia, ofrecer mejores resultados económicos y medioambientales.
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