Las empresas de proteína animal se enfrentan a un "punto de inflexión" con la necesidad de responder a los cambios estructurales en el mercado, incluso con niveles de producción y precios que probablemente se mantendrán elevados el próximo año, según Rabobank. Los productores y procesadores se acercan a 2023 tras un año marcado por la subida de los precios de los insumos, la interrupción de la cadena de suministro y los problemas geopolíticos. Sin embargo, a nivel estructural también se enfrentan a la necesidad de adaptarse a los retos de la sostenibilidad y a las amenazas de enfermedades para la salud animal si quieren seguir siendo competitivos en el mercado a largo plazo.
 
En su informe Global Animal Protein Outlook 2023, Rabobank predice que los precios se verán apoyados en 2023 por los altos costes de los piensos y los elevados precios de la energía.
 
Los analistas de Rabobank prevén un crecimiento interanual en los principales mercados de 5 millones de toneladas, o un 1%, hasta un total de 430 millones de toneladas el próximo año, impulsado por la demanda de aves de corral, pescado y marisco, que compensará el peor comportamiento de la carne de vacuno y porcino. Sin embargo, la tasa de crecimiento de la producción será inferior al 2% de 2022.

El pollo se beneficiará de su propuesta de valor en un contexto económico difícil, ya que el banco prevé un crecimiento económico mundial de sólo el 2% en 2023. Por el contrario, es probable que los consumidores recorten el consumo de cortes de carne más caros, como los de vacuno.
 
Para prosperar en el futuro, las empresas de proteína animal deben cambiar para convertirse en negocios más sostenibles. Rabobank espera que los productores y procesadores intensifiquen sus compromisos de emisiones el próximo año, pero esto requerirá una mayor inversión en áreas como los datos inteligentes para hacer sus operaciones y cadenas de suministro más sostenibles. Las empresas con más éxito también están adoptando una actitud más proactiva para gestionar los riesgos de enfermedades, como la peste porcina africana y la gripe aviar. Esto incluye sensores capaces de reconocer movimientos inusuales de los animales y tecnología predictiva para limitar la pérdida de rebaños.
 
Mientras tanto, las empresas responden a los elevados costes reduciendo el tamaño de los envases y las gamas, afirma Rabobank. También deben tener en cuenta el comportamiento de los consumidores en un entorno de recesión, como la tendencia a consumir productos precocinados, como palitos de pescado y perritos calientes, y a rebajar los precios.
 
Justin Sherrard, estratega global de proteína animal de Rabobank, afirma: "Ha sido un año como ningún otro para el sector de las proteínas animales. Las empresas han tenido que lidiar con el aumento de los precios de los insumos, la interrupción de la cadena de suministro y los conflictos geopolíticos, muchos de los cuales siguen sin resolverse a medida que nos acercamos a 2023. Estos factores han incrementado los costes en todo el mercado, pero mientras los precios suben rápidamente, tienden a bajar más lentamente.
 
"Por lo tanto, esperamos que los precios se mantengan altos el próximo año, incluso mientras el mercado disfruta de un crecimiento constante de la producción gracias a la creciente oferta de la acuicultura y las aves de corral. Esto oculta la reducción de la oferta de carne de vacuno, debida a la contracción en EE.UU. tras años de sequía, y el debilitamiento del mercado porcino en Europa.
 
"Se plantea entonces el gran reto de cómo las empresas de proteínas animales afrontan la próxima década de crecimiento, no simplemente el próximo año. Los cambios estructurales en el mercado, como la creciente concienciación sobre la huella de carbono y un enfoque proactivo en la gestión de las enfermedades, ofrecen oportunidades para que las empresas con más visión de futuro inviertan y prosperen. En otras palabras, ahora es el momento de tomar decisiones".