La recesión económica que se avecina en Argentina será más grave de lo previsto inicialmente, ya que se ve afectada por una de las peores sequías de la historia reciente, que ha devastado exportaciones agrícolas cruciales como la de los cereales.

Se espera que el Producto Interno Bruto (PIB), se contraiga 3% en 2023, muy por debajo del pronóstico anterior de una retracción de 1,5%, según nuevas proyecciones de Itaú Unibanco Holding y la consultora EconViews, de Buenos Aires.

Las plantaciones de soja y maíz ubicadas en el cinturón agrícola pampeano se encuentran en etapas de crecimiento, lo que determina rendimientos futuros y demanda mayores requerimientos de agua. Lamentablemente, no están teniendo respiro por la sequía, agravada por las intensas olas de calor, informa Valor Económico.

“Argentina vive un escenario climático sin precedentes en la historia de la agricultura moderna”, escriben analistas de la Bolsa de Comercio de Rosario, encabezados por Cristian Russo. "No hay ningún evento meteorológico en el horizonte que nos permita poner un límite a los rendimientos o el área que simplemente no obtendrá una cosecha".

Argentina es el mayor proveedor mundial de harina de soja para alimentación animal y aceite de soja para cocinar y en la producción de biocombustibles, y el tercer proveedor de maíz. El país depende de estos ingresos por exportaciones, que en años normales alcanzan decenas de miles de millones de dólares, para reforzar las reservas internacionales, en un momento en que lucha por cumplir las metas del programa de 44.000 millones de dólares del país con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La cosecha del segundo trimestre también suele ser un motor importante para la economía, que ya enfrentaba dificultades en otros sectores y se dirigía a una recesión. El miércoles, el gobierno incluso permitió a los exportadores extender las fechas acordadas en los envíos de maíz para ayudarlos a cumplir con los compromisos con los compradores internacionales y garantizar que haya alimentos en el mercado interno para aves y ganado.

A su vez, la falta de flujo de dólares agrícolas a las arcas del banco central podría afectar el volumen de importaciones que el gobierno autoriza para sectores distintos al agrícola.