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- España
Anice pone de manifiesto cómo el incremento de los costes de producción amenaza el futuro de la industria cárnica

A través de un comunicado, Anice, la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España, ha mostrado su preocupación por el futuro económico del sector ante el incremento de los precios de los animales para sacrificio y de la carne fresca para preparar elaborados cárnicos. Esto está llevando a tensionar la cadena ganadero-cárnica y para Anice no hay visos de cambio de tendencia a corto y medio plazo.

Anice destaca que en el caso de España la caída en la producción de carne de cerdo ha sido menor que en otros países de la UE y solo se ha reducido en un 1% pero para el secretario general de Anice, Miguel Huerta, es relevante ya que "apunta a un cambio de tendencia, al tratarse del primer descenso de estas producciones en diez años”.

La bajada ha llegado por la escalada de los costes de producción, las incertidumbres sobre la evolución de los mercados y la creciente presión regulatoria, que acosa y dificulta la apertura y ampliación de las explotaciones, sin olvidar, algunas de reciente entrada en vigor y otras, de sostenibilidad y bienestar, que se están gestando en Bruselas.

Para mostrar esta tendencia, Anice muestra cómo ha crecido el precio del cerdo vivo en Mercolleida que en la semana 11 de este 2023 ha llegado a 1,99 euros/kg, cifra histórica, frente a 1,35 euros/kg que cotizaba justo hace un año o lo que es lo mismo, una subida del 47% y el doble, 80%, para el precio de los lechones.

En el caso del vacuno, las cotizaciones se van estabilizando relativamente tras meses de continuas subidas, a pesar de que la media de 2023 se encuentra a niveles superiores a los de 2022. Este sector acusa también la escasez de animales derivada del descenso del número de reproductoras por el retroceso del censo lácteo y la escasa rentabilidad estructural de la producción bovina. 

Y luego están las dificultades que vienen de la subida de los costes energéticos: en 2022 fueron un 344% más altos que en 2019, según Anice, y los nuevos costes regulatorios como por ejemplo el impuesto al plástico, introducido en nuestro país mientras que en otros de la UE se ha pospuesto su entrada en vigor, lo que viene a hacer a nuestro país menos competitivo frente a otros productores.

Siguiendo con el análisis, Anice estima que la inflación es otra preocupación creciente ya que ha llevado a mayores costes de todos los insumos, subida de los costes salariales y parece no tener freno.

Todo lo anterior ha llevado a una retracción del consumo tal como indican los datos de ventas en la distribución, que en enero bajaron un 1,7% en su tasa anual.  

“Nos encontramos en medio de una tormenta perfecta que está afectando a un sector que ya salía muy herido del 2022, pese al buen dato de las exportaciones. Urge adoptar una serie de medidas extraordinarias que inevitablemente deben pasar por una menor presión fiscal y regulatoria, ayudas para hacer frente a la escalada de costes energéticos (al igual que las anunciadas para el sector primario) y una política de apoyo a la industria que facilite un mayor y más fácil acceso a los fondos Next Generation”, afirma Miguel Huerta. “Ya es un clamor que el consumo de un producto tan esencial para nuestra dieta como la carne no se esté beneficiando de la reducción del IVA. Desconocemos los motivos de no incluirla y entendemos que no debe tener un origen presupuestario, ya que la escalada de precios conlleva precisamente una mayor recaudación para las arcas públicas. Durante la pandemia garantizamos un aprovisionamiento que parecía imposible y nos consideraron esenciales, pero a la hora de la verdad, las familias están sufriendo una discriminación fiscal que no favorece el consumo de carne, tan importante para nuestra dieta”. 

Pese a las buenas cifras económicas que tiene el sector (2.800 empresas, casi 110.000 empleados, más de 31.000 millones de euros en facturación y casi 10.000 millones de euros en exportaciones), esta situación "de altos costes y volatilidad amenaza y de lleno estas positivas cifras, como consecuencia de los costes que están asumiendo las empresas y que pueden mermar de manera significativa las expectativas en materia de inversión y empleo", finaliza la asociación.
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