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- Internacional
Una investigación estima que los supermercados británicos han estado comercializando carne en malas condiciones repetidamente

Una investigación puesta en marcha por Farmers Weekly, un medio de comunicación especializado en la actualidad agropecuaria, asegura que en Reino Unido se ha estado comercializando carne en mal estado durante años. Esta procedería de un proveedor ubicado en la zona de Midlands y vendía el producto a cadenas de supermercados como Tesco, Asda, Marks and Spencer y Morrisons, entre otras.

La carne era utilizada como materia prima en la elaboración de sándwiches, comidas preparadas, quiches y otros productos vendidos por las marcas.

Los supermercados ahora están revisando urgentemente su documentación para asegurarse de que no se venda más carne suministrada por la compañía.

El proveedor, que no puede ser identificado por razones legales, ahora es objeto de una investigación criminal para establecer el alcance del escándalo. Habría vendido su carne a industrias elaboradoras como Oscar Mayer, que abastece a marcas como Aldi , Subway e Ikea.

La investigación alegó que el proveedor mezclaba carne de cerdo en mal estado con carne fresca, que los bloques de carne congelada se descongelaban en el suelo y que había productos como las lenguas del ganado vacuno que no se sometían a los tratamientos térmicos necesarios.

En la investigación del medio, dos ex empleados afirmaron que se falsificó el papeleo de muestreo que detectaría bacterias como E-Coli y Listeria.

De momento, tres personas fueron arrestadas en relación con el etiquetado incorrecto de alimentos extranjeros como británicos durante una redada de la policía en la fábrica del proveedor la semana pasada.

Sobre la investigación, Emily Miles, directora de la Foods Standards Agency, ha asegurado que “están investigando cómo un proveedor de carne supuestamente proporcionó productos etiquetados como británicos cuando en realidad procedían de otros países". Pero además, también están investigando "todas las nuevas líneas de investigación con las autoridades locales pertinentes, incluida la investigación de posibles infracciones de higiene alimentaria. Esto se suma al trabajo que estamos haciendo para investigar el fraude alimentario".

Según la investigación realizada hasta la fecha, no hay indicios de que los alimentos no sean seguros o que exista un mayor riesgo para los consumidores, asegura Miles.

"Quiero enfatizar que en un momento en que las presiones de los costes y otros desafíos significan que los riesgos de fraude alimentario podrían estar aumentando, es vital que todos los involucrados en la cadena alimentaria trabajen para garantizar que los alimentos sean seguros y lo que dicen que son”, finaliza Miles.
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