La Food Standards Agency del Reino Unido ha emitido un informe en el que analiza los peligros de los productos cárnicos a base de células, considerando que hay posibles peligros asociados a ellos en términos de seguridad alimentaria y lagunas considerables sobre el conocimiento en torno a estos productos. Por tanto, asegura que es necesario más trabajo por parte de los fabricantes de estos productos y de los legisladores para despejar estas dudas.

El propósito del informe fue identificar peligros en el proceso de producción de carne cultivada para ayudar a informar el proceso de evaluación de riesgos de la FSA para la autorización. También era importante que los productos no plantearan problemas microbiológicos o químicos. La investigación se basó en una revisión de la literatura científica en 2020.

Había pocos o ningún dato sobre la composición analítica final de los productos, datos toxicológicos clave, perfiles nutricionales, estabilidad del producto, riesgo de alergia y cualquier efecto adverso registrado cuando lo consumían animales o humanos.

De momento no se permite la venta de productos cárnicos cultivados en el mercado británico, pero la aprobación para el pollo cultivado en células se otorgó en Singapur a fines de 2020 y en Estados Unidos hay otros productos autorizados . Se espera que dichos productos estén sujetos a nuevas regulaciones alimentarias en el Reino Unido. Esto significa que cada uno necesitará la aprobación previa a la comercialización y será evaluado por un panel de expertos en busca de riesgos potenciales.

El informe de la FSA encontró que hay varias etapas de desarrollo para producir carne cultivada y en cada una se utilizan diferentes productos químicos, productos biológicos, formulaciones de medios, aditivos y suplementos. Se debe evaluar el riesgo de contaminación de cada insumo, ya que cualquier componente indeseable que permanezca en el producto final debe estar en un nivel de exposición aceptable o ser apto para uso alimentario y seguro.

Los problemas pueden surgir de los reactivos o el aire contaminados, el agua utilizada, el equipo mal limpiado o mantenido y el bioreactor que no sigue los protocolos de limpieza, las buenas prácticas de laboratorio o las buenas prácticas de fabricación.

Antibióticos y fungicidas, como la penicilina, la estreptomicina y la gentamicina se utilizan en cultivos celulares para prevenir infecciones. Algunos protocolos de aislamiento, proliferación y diferenciación celular también utilizan sustancias químicas que son tóxicas para los humanos.

No está claro si los virus resultarán un peligro significativo para la salud a través del consumo de productos cárnicos cultivados con células, pero las fuentes bibliográficas sugieren que el riesgo será menor o igual que el que representa comer carne. 

Puede haber riesgo de contaminación cruzada de una línea celular a otra célula debido al uso de múltiples líneas. La contaminación cruzada puede provenir de muchas fuentes, incluido el mantenimiento deficiente del equipo, los regímenes de limpieza deficientes, el almacenamiento incorrecto de las celdas, el trabajo con varias líneas de celdas en un área, el uso de celdas incorrectas y el etiquetado incorrecto. 

Un área es el potencial para usar líneas celulares de animales que no son comunes en las dietas locales. La posibilidad de comer animales exóticos podría atraer al consumidor, pero puede haber riesgos como la transmisión de nuevas enfermedades y virus y reacciones alérgicas a nuevas proteínas. 

Otro peligro potencial era el impacto nutricional de los productos, ya que el perfil nutricional podría ser diferente al que está reemplazando. La carne cultivada actual carece de las propiedades sensoriales y nutricionales de la carne tradicional. Por lo tanto, se pueden agregar al cultivo aditivos, como saborizantes, colorantes, vitaminas y minerales que impactan la nutrición final del producto.

El informe de la FSA sobre los riesgos para la salud de los productos cárnicos hechos a base de carne cultivada en laboratorio está disponible en el siguiente enlace.