Competere, un think tank centrado en analizar las políticas alimentarias y nutricionales buscando hacerlas más resistentes y sostenibles, celebró el viernes 2 de junio una jornada en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid en la que se buscó determinar el momento que vive el etiquetado nutricional frontal, centrándose sobre todo en el sistema Nutriscore que es el que se está implementando mayoritariamente en nuestro país a pesar de no ser obligatorio.

El presidente de Competere, Pietro Paganini, apuntó que este tipo de etiquetado nutricional se creó para luchar contra la obesidad, pero además de información, también había espacio para convertirlas en una "herramienta ideológica, política y comercial". Apuntó que además las empresas han reformulado sus productos para adaptarse al Nutriscore y obtener mejores puntuaciones. Esto lleva a lo que llamo como “iphonización”: todos los alimentos son iguales en todas partes por cumplir con el Nutriscore. Propone que más que Nutriscore debería haber un “Lifescore” que tipificara nuestros estilos de vida. 

Seguidamente hubo una mesa redonda que fue moderada por Horacio González-Alemán, director general de Thoffood, y en la que intervinieron Gabriel Trenzado, director general de Cooperativas Agroalimentarias de España, María Martínez-Herrera, directora de sostenibilidad de Asedas, Ascensión Marcos, profesora de investigación del CSIC, Pilar Ayuso, miembro del Consejo de Administración de la OCU, Aurelio del Pino, presidente de ACES, Giuseppe Aloisio, adjunto al secretario general de Anice, y Enrique García- Tenorio, director de la DOP Montes de Toledo.

Todos ellos coincidieron en que este tipo de sistemas de etiquetado debe ser voluntario y mostraron que están pendientes del modelo que presente finalmente la Comisión Europea para su aplicación en toda la UE. Además consideraron vital que haya más información para el consumidor a través de sistemas como, por ejemplo, los códigos QR.

En relación con la industria cárnica, Aloisio afirmó que sistemas como el Nutriscore hacen que se discriminen los alimentos en buenos y malos, confundiendo al consumidor. Ante esto apostó por la educación y el fomento de la vida saludable. Con este sistema, la carne y los derivados cárnicos se ven penalizados lo que hace que desde su asociación se opongan a el al ser excluyente y no estar basado en rigors científicos. Adelantó que en Francia ya se está cuestionando su utilización y finalize asegurando que Nutriscore no es un método infallible puesto que desde que está en marcha hay más obesidad. Aloisio finalizó asegurando que los alimentos no son como los electrodomésticos en los que si que se viene utilizando este tipo de etiquetado para definer su eficiencia en relación al consume energético.

Después llegó la mesa de los partidos políticos en la que intervinieron Ana María Romero, secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del PSOE; Ricardo Chamorro, portavoz de la Comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación de VOX; y Milagros Marcos, portavoz del PP en la Comisión Agricultura Pesca y Alimentación.

La representante del PSOE mostró la oposición de su partido al Nutriscore ya que "estamos a favor de la Dieta Mediterránea". Por su parte, Milagros Marcos abogó por esperar a la postura común de la Comisión Europea, y Ricardo Chamorro aseguró que no entendía por qué en España se ha aceptado implementar el sistema Nutriscore ya que "hay que defender lo nuestro, nuestra economía y nuestras empresas".

Finalizó la jornada con la intervención de Paganini apuntando que "las causas de la mala alimentación son tan complejas que los semáforos o las escalas de colores no van a solucionar el problema. NutriScore, hasta ahora, no ha aportado ninguna mejora a la salud pública. Desde su introducción en Francia en 2017, los niveles de obesidad en Francia se han duplicado. Es un sistema que apela al consumidor emocionalmente, cuyos colores influyen en los niños y los jóvenes, que guían a sus padres a realizar la cesta de la compra".