- I + D + i En desarrollo un estudio que busca analizar las emociones
de los cerdos a partir de la temperatura de la
piel de sus caras
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En la ciencia y la sociedad existe preocupación por el bienestar de
los animales de granja, incluidos los cerdos. Por lo tanto, para
mejorar su bienestar y mejorar la sostenibilidad de la producción
ganadera, es esencial medir el bienestar adecuadamente. Una parte
del buen bienestar es que los animales experimenten más emociones
positivas que negativas. Por tanto, es esencial una evaluación
precisa de las emociones de los animales.
Las emociones en los animales se pueden representar según las
dimensiones de valencia y excitación. La dimensión de valencia
trata sobre si el animal considera la emoción como positiva o
negativa. La dimensión de la excitación trata sobre qué tan
activado está el animal o la intensidad de la emoción.
Para medir las emociones en los animales se pueden utilizar los
componentes asociados a la emoción: comportamiento, fisiología,
cognición y sentimientos. Por ejemplo, cuando se enfrenta a un
depredador, un animal puede decidir que la mejor opción (cognitiva)
es huir del depredador (comportamiento) y, al mismo tiempo, tiene
un ritmo cardíaco aumentado (fisiología) y probablemente se sienta
asustado (subjetivo). ). Este último es un componente que no se
puede medir en animales, ya que los animales no pueden informar
verbalmente cómo se sienten, pero los otros tres sí se pueden
medir.
Recientemente se ha sugerido que la temperatura de la piel del
rostro es un componente fisiológico prometedor para medir la
excitación y la valencia emocional. Cuando se excita, por ejemplo,
ante la presencia de un depredador u otros estímulos, la rama
simpática del sistema nervioso autónomo hace que los vasos
sanguíneos periféricos se contraigan para dirigir la sangre y, por
tanto, la energía y el oxígeno al centro del cuerpo, donde se
necesitan. Esto provoca una caída inicial y posteriormente un
aumento de la temperatura en la periferia del cuerpo y de algunas
partes de la cara.
El estado de valencia de las emociones también puede estar indicado
por la temperatura de la piel del rostro. La hipótesis de la
lateralización de la valencia emocional propone que la actividad
del hemisferio izquierdo del cerebro se asocia con emociones
positivas y el hemisferio derecho con emociones negativas. La
asimetría en la temperatura de la piel del rostro (diferencia en la
dinámica de la temperatura entre, por ejemplo, el oído izquierdo y
el derecho) en respuesta a un estímulo emocional puede reflejar una
actividad cerebral lateralizada y, por tanto, ser un marcador de
valencia.
La temperatura de la piel del rostro se puede medir de forma no
invasiva con una cámara termográfica, pero hacerlo manualmente
requiere mucho tiempo y trabajo. Además, cualquier cambio en los
requisitos significa que las mediciones deberían empezar de nuevo
desde cero. Por ello, este proyecto tiene como objetivo desarrollar
una red neuronal para medir automáticamente la temperatura de la
piel del rostro.
Como punto de partida de este proyecto se eligió la base de la
oreja de cerdo como zona de interés para extraer la máxima
temperatura. Ésta es un área interesante para la investigación de
las emociones y relativamente fácil de definir. El modelo es capaz
de detectar el área de interés (base de la oreja) siempre que sea
bastante visible en el marco térmico, y medir las temperaturas
máximas de ambos lados; izquierda y derecha. Próximamente se
publicará un artículo sobre el desarrollo del modelo.
Para futuras investigaciones, los investigadores detectarán rasgos
faciales en cerdos para estudiar sus emociones.
En última instancia, a los investigadores les gustaría medir e
integrar (automáticamente) componentes más mensurables para
estudiar las emociones en los cerdos, observando no solo la
temperatura de la piel del rostro, sino también la variabilidad de
la frecuencia cardíaca, mediciones de EEG, postura y movimiento de
la cola, comportamiento de juego y vocalizaciones.