Las últimas cifras de sacrificio de la Oficina Federal de Estadística reflejan una vez más la actual reducción de las poblaciones de cerdos alemanes. En los primeros ocho meses del año en curso se sacrificaron alrededor de un 8% menos de cerdos que en el mismo período del año pasado. A pesar de la fuerte caída de la oferta, los precios de la carne de cerdo están actualmente bajo presión porque las ventas también son débiles. La razón principal es la alta inflación: los precios al consumidor de la carne de cerdo son actualmente alrededor de un 30% más altos que antes de la crisis del coronavirus.

Según la Oficina Federal de Estadística, de enero a agosto de 2023 se sacrificaron en Alemania 28,9 millones de cerdos, lo que corresponde a una disminución del 8,4% en comparación con el mismo período del año pasado. La disminución en el volumen sacrificado fue ligeramente menos severa, del 8,3%, porque los cerdos pesaban en promedio 100 g más.

De forma especialmente pronunciada disminuyó el número de animales de origen doméstico sacrificados. Con alrededor de 27,8 millones de cerdos procedentes de establos alemanes, se sacrificaron alrededor de 2,8 millones menos que entre enero y agosto de 2022, lo que corresponde a un descenso del 9,2%. Por el contrario, se trajeron desde el extranjero alrededor de 1 millón de cerdos para su sacrificio, casi 200.000 animales más que en el mismo período del año pasado, lo que representa un aumento del 24,4%.

Debido a la fuerte disminución de la población porcina en Alemania, siguen surgiendo especulaciones sobre reducciones de capacidad e incluso cierres completos de instalaciones en la industria de mataderos. En general, actualmente existe una situación bastante inestable en la industria del sacrificio porque, además de la rápida disminución de la oferta de cerdos para el sacrificio, los mataderos se quejan de la debilidad del negocio de la carne en el lado de las ventas.

En el caso de las exportaciones, muchos países objetivo todavía están cerrados a las empresas alemanas debido a la peste porcina africana, y los demás países compradores exigen menos subproductos tanto de Alemania como del resto de la UE, lo que repercute negativamente en los precios de los productos.