Avianza ha enviado un comunicado en el que muestra las opiniones de su secretario general, Jordi Monfort, al respecto de otra nota de prensa emitida por Coag en la que se hablaba sobre cómo se incrementaría el precio de la carne de pollo de ponerse en marcha los actuales borradores sobre futuras normas en materia de bienestar animal que está barajando la Comisión Europea.

Según Monfort, "ahora mismo están evaluando sacar una normativa de bienestar animal con un análisis de impacto en el cual no se ha consultado a los sectores involucrados. Es decir, ni ha habido una mesa de negociación ni una mesa de discusión en la cual el productor o los países productores hayan podido alzar la voz y ser escuchados".  

Manifiesta que son los avicultores los primeros interesados en que los animales estén bien ya que si no es así, "simplemente el animal no produce, es decir, no es una producción sostenible. Por lo tanto, los puntos descritos en esta normativa carecen de un rigor técnico de campo muy grande". 

En ellas no se ven plasmadas de ninguna de las maneras todas las garantías que tenemos en materia de bienestar animal hoy en día, pues aquí en España se cumple por encima de la normativa vigente muchos de temas de bienestar animal analizados, y además se certifican. Con lo cual, el productor creo que tenía mucho que decir. No se le ha tomado en cuenta. 

Además, para conformar esta normativa, lo que se ha hecho es una revisión documental de algunos artículos científicos que según Avianza son sesgados "pues no se hacen con un rigor técnico científico como al que estamos acostumbrados a utilizar para garantizar el bienestar de los animales".  

Para la organización interprofesional avícola, el impacto que la nueva normativa sobre bienestar animal puede llegar a tener está en relación a que reduciría en un 30% la superficie útil para la cría de aves en las 5.000 granjas actuales. Con lo cual, para poder compensar y poder abastecer el mercado del pollo que se consume hoy "se tendrían que construir alrededor de un 73% más naves. Esto supondría una inversión de 1800 millones de euros, que nadie va a aportar porque ya no va a ser un negocio rentable, no serían sostenibles económicamente".  

Hablamos de un incremento de los costes, indudablemente, pero también de echar por tierra todos los avances en los cambios de genética que nos han permitido ser hoy mucho más productivos y garantizar la seguridad alimentaria. "Estamos tirando 50 años de avance de selección tras selección en cada una de las generaciones. Volver atrás nos llevará a tener más tiempo los animales en las granjas, hasta un 50% más del tiempo que se requería hoy en día para sacar un pollo con un peso de 2 kg y medio en canal al mercado", aseguran.

Esto quiere decir que el granjero va a perder un ciclo al año y que, además, los costes por pienso, por agua, por electricidad, por gas o las propias emisiones se van a incrementar, con lo cual no es nada sostenible ni responsable con el medio ambiente.  

Por último, en cuanto al incremento en el precio de la carne de aves o no, el precio se podría triplicar, tal y como indicaba COAG, pero para un producto como la pechuga fresca, se podría llegar a 15 o 20 euros el kg con lo que "para la mayoría de los españoles convertir el pollo en un producto de lujo para las familias, que perderían la posibilidad de acceder a una proteína de muy alta calidad, imprescindible para el desarrollo por ejemplo de los niños".

Esto pues provocaría que el 30% de la población que está en riesgo de pobreza, según la OCDE, redujera ese mínimo de 2 veces por semana en las que tiene acceso de media a una proteína de alta digestibilidad, como es la proteína de origen animal, al menos en el caso de carne de las aves.