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- Latinoamérica
La producción de carne de vacuno brasileña alcanzó los 8,91 millones de t en 2023

Supone más de un 11% respecto al año anterior

La producción de carne vacuna fue récord en 2023 con 8,91 millones de toneladas, un 11,2% más que en 2022 y un 8,6% por encima del récord anterior, obtenido en 2019. En la evaluación de investigadores del Cepea (Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada), de Esalq/USP, la publicación de datos, aún preliminares, del IBGE sobre sacrificios en 2023 confirman la percepción de que la oferta superó a la demanda durante todo el año, factor que determinó el comportamiento predominantemente bajista de los precios mayoristas del ganado y de la carne a lo largo del año pasado.

El volumen de carne aumentó en 900 mil toneladas respecto hasta 2022, mientras que las exportaciones aumentaron en sólo 22.800 toneladas, hasta 2,29 millones de toneladas, absorbiendo el 25,7% de la producción nacional.

El “excedente” permaneció en el mercado interno, lo que requirió una reducción de los precios para alcanzar el punto de equilibrio con la demanda. A lo largo de 2023, el Indicador de Ganado En Pie CEPEA/B3 cayó un 12% y las canales de ganado mayorista en el Gran São Paulo se depreciaron un 9%.  

El volumen de carne fue histórico, pero la productividad promedio del rebaño nacional (buey, vaca, novillo y novilla), de 262,97 kg/animal, o 17,5 arrobas, estuvo levemente por debajo de la obtenida en los últimos dos años. En opinión de los investigadores de Cepea, las razones no son “estructurales”, sino que están relacionadas con la situación. Reflejan la combinación de sequía en muchas regiones productoras con una cierta desaceleración de los confinamientos por los altos precios de los cereales.

Según datos del IBGE, la productividad en 2023 fue un 1,7% inferior a la de 2022 y un 2,7% inferior al récord de 2021. El número de cabezas sacrificadas en el año en que se obtuvo la máxima productividad (2021) fue el más bajo desde 2004, pero el peso promedio (incluyendo todo el ganado faenado) alcanzó 270,2 kg/animal (18 arrobas); en el cuarto trimestre/21 alcanzó 281,60 kg/animal (18,8 arrobas).

Los investigadores de Cepea recuerdan que la productividad récord en 2021 reflejó una situación muy particular. Ese año, la oferta de animales disminuyó debido al sacrificio de hembras en 2018 y 2019, al mismo tiempo que China intensificaba sus compras y elevaba los precios, motivando a los ganaderos a reforzar las inversiones -principalmente en genética y nutrición-.

Datos preliminares del IBGE muestran que en 2023 se sacrificaron 33,9 millones de cabezas (machos y hembras), un total cercano al récord de 2013. Respecto a 2022, el aumento es del 13,2%. En concreto, en el cuarto trimestre del año, las cifras de sacrificios superaron ligeramente los 9 millones de cabezas, cifra récord para un trimestre, superando en un 20% el resultado del cuarto trimestre de 2022.

Llama la atención la participación de hembras. A lo largo de 2023, según el IBGE, las vacas y novillas representan más del 40% del total en varios meses, alcanzando el 49% en marzo, período en el que el mayor sacrificio de vacas ocurre estacionalmente. Muchos criadores han optado por descartar las hembras porque les desaniman los precios de las terneras. Los datos de Cepea muestran que estos animales han seguido una tendencia a la baja desde hace unos tres años. Desde el 21 de febrero hasta ahora, el Indicador de Terneros ESALQ/BM&FBovespa cayó casi un 30%.

El sacrificio de novillas está específicamente relacionado con la demanda china de animales jóvenes, independientemente de si son machos o hembras. Según el IBGE, de abril a mayo de 2023, las novillas representaron el 14% del total de sacrificios.

Desde una perspectiva más amplia, evalúa el equipo de Cepea, el peso de los animales ha aumentado en respuesta a las inversiones que muchos ganaderos han realizado en la mejora de la genética, los pastos, la suplementación y la salud. El aumento de la productividad media también se ha visto favorecido por los animales en confinamiento, generalmente sacrificados en torno a las 20 arrobas.  

Según una investigación de Cepea, la ampliación de los confinamientos y la profesionalización de estas estructuras han cambiado el perfil de la ganadería nacional. Los hay con animales de propiedad exclusiva de la propia empresa y también los que prestan servicios de engorde o engorde a decenas/centenares de ganaderos, los llamados “boitéis”.

Según encuestas de Cepea, los grandes feedlots cuentan con profesionales de primer nivel encargados de ofrecer una alimentación equilibrada, una gestión y comercialización eficiente tanto de los insumos (comprados) como de la producción final (vendidos) con los mejores instrumentos del mercado. Los investigadores destacan que la propia solidez de la demanda de insumos y la oferta de ganado que mantienen los feedlots aumenta la eficiencia de sus negociaciones. 

Cepea señala que estas estructuras tienden a producir lotes más estandarizados y de buena calidad, con un gran número de animales y con un menor coste de transacción y logístico para los mataderos. El esfuerzo que tienen que hacer los compradores para negociar con decenas de ganaderos, especialmente para formar lotes destinados a la exportación, se reduce mucho cuando se negocia con unos pocos feedlots grandes. Al mismo tiempo, comentan los expertos del mercado, estos postores adquieren un mayor poder de negociación que un ganadero tradicional.
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