La industria cárnica británica critica la nueva ley de inmigración local que obligará a las empresas a contratar extranjeros por 38.700 libras esterlinas, algo más de 45.000 euros, representa un aumento del 49% con respecto a los niveles salariales actuales, que rondan las 26.200 libras esterlinas, más de 30.500 euros, para un trabajador en el Reino Unido.

En palabras de Nick Allen, director ejecutivo de la Asociación Británica de Procesadores de Carne, ha escrito al Ministro del Interior, James Cleverly, para describir el daño que infligirá a la industria cárnica del Reino Unido esta nueva norma, que provocaría instantáneamente una serie de reclamaciones de igualdad salarial en virtud de la Ley de Igualdad de 2010 , ya que los trabajadores británicos existentes tienen el derecho legal de exigir que se les pague un salario igual por el mismo trabajo que sus colegas extranjeros recién llegados.

"Ese tipo de aumento en los gastos generales de toda la fuerza laboral simplemente no puede absorberse cuando las empresas ya están trabajando con márgenes minúsculos de alrededor del 2 %. En cambio, avivará la inflación de los precios de los alimentos y se trasladará al consumidor británico".

En su carta, Nick Allen explica: “Desafortunadamente, existe la percepción de que las empresas del Reino Unido utilizan la mano de obra migrante como una “opción más barata” que la mano de obra basada en el Reino Unido. Esto simplemente no es el caso. La ruta de los trabajadores cualificados ofrece a nuestra industria acceso a mano de obra que no podemos conseguir en el Reino Unido y ya tiene un coste significativamente mayor que contratar a un trabajador con base en el Reino Unido”.

Si las empresas tienen que seguir trayendo trabajadores extranjeros,  los consumidores británicos se verán afectados por costos cada vez mayores en algunos de los sectores clave de alimentación, comercio minorista, hotelería y manufactura, y el Reino Unido se volverá menos competitivo en el mercado internacional de exportaciones.