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El uso de etiquetas y carteles referentes al bienestar animal no tiene influencia en la compra de carne en Alemania

¿Cómo podemos garantizar que los consumidores presten más atención a los aspectos del bienestar animal al comprar carne? Probablemente no sólo haciendo más visible la información sobre la ganadería. Al menos los resultados de un estudio de la Universidad de Bonn y la Universidad Técnica de Múnich apuntan en esta dirección. Los investigadores enviaron sujetos de prueba a comprar en un supermercado virtual. Por lo tanto, los carteles y etiquetas sobre ganadería colocados en los estantes no influyeron en la decisión de compra. Los resultados ahora se han publicado en el Journal of Consumer Protection and Food Safety.

¿Quién no las conoce: las etiquetas rojas, azules, naranjas o verdes presentes en los envases de carne desde hace varios años? Proporcionan información sobre la forma en que se mantuvo el animal respectivo. Rojo (= tipo de cría 1) significa que sólo se observaron las normas mínimas legalmente prescritas; Por el contrario, el color verde (= tipo de cría 4) representa una cría de animales comparativamente adecuada a la especie. "Pero los clientes a menudo no perciben conscientemente esta información", afirma Leonie Bach, del Instituto de Economía de los Alimentos y los Recursos de la Universidad de Bonn.

La joven científica está realizando su doctorado en el departamento dirigido por el Prof. Dr. Monika Hartmann dirigió el departamento de investigación de mercados de la industria agrícola y alimentaria. Ella fue una de las mentes detrás del estudio actual. En él, investigadores de la Universidad de Bonn y de la Universidad Técnica de Múnich analizan si se puede aumentar la eficacia de la identificación de tipos de cría haciéndola más visible.

Los investigadores no probaron estas medidas en una tienda real, sino en un supermercado virtual. Este enfoque innovador ofrece varias ventajas: como las compras se realizan por ordenador, fue comparativamente fácil reclutar un gran número de sujetos de prueba para el estudio. Otra ventaja es que, aparte de la medida probada, el supermercado parece idéntico para cada sujeto de prueba. Por tanto, no existen influencias ocultas en el comportamiento de compra. "Con la infraestructura de un supermercado virtual llevamos el mundo real al laboratorio", explica el Prof. Dr. Mónica Hartmann.

En el experimento, 630 personas empujaron sus carritos de compras a través de pasillos digitales inspirados en los de una tienda real. "Desarrollamos la simulación 3D junto con el instituto de investigación de mercados IPSOS", explica Bach. Los gráficos se basan en los videojuegos modernos: los sujetos de prueba ven los pasillos en primera persona, pueden dirigirse a las estanterías, sacar productos y mirarlos desde todos los lados, ponerlos en el carrito y, si es necesario, comprarlos. ellos al final. Sin embargo, la decisión de compra siguió siendo hipotética. En realidad, los participantes no tuvieron que pagar por la compra virtual y al final no recibieron ningún producto real. En la encuesta posterior, la mayoría de los participantes afirmaron que la simulación les parecía muy realista y que se llevaban bien con ella.

IPSOS invitó a los participantes al estudio por correo electrónico. El supermercado que vieron se diferenciaba sólo en un aspecto: la forma en que se destacaba la información sobre la cría. Para un grupo de participantes, las etiquetas sólo eran visibles en los envases de carne, como ocurre actualmente. En un segundo grupo, encima de los estantes también colgaban grandes carteles con las etiquetas. En el grupo 3, las etiquetas también se colocaron junto a las etiquetas de precios, pero sólo para los productos de los niveles de cría 3 y 4.

El resultado mostró que los sujetos de prueba de los tres grupos eligieron carne de una cría más apropiada para su especie con una frecuencia similar. Las medidas no provocaron ningún cambio en el comportamiento de compra. "Una de las razones podría ser que la información no recibió la atención necesaria, a pesar de la forma llamativa en que fue presentada", sospecha Leonie Bach. "Algunos de nuestros sujetos de prueba declararon en la encuesta posterior que no se habían dado cuenta de esto conscientemente".

"Actualmente estamos evaluando otras medidas que hemos probado en el supermercado virtual", explica el Prof. Dr. Mónica Hartmann. Para futuros proyectos, a los autores les gustaría aumentar aún más el realismo de los correspondientes experimentos de compra. A continuación, los participantes recibirán los productos adquiridos, de forma similar a una compra online, y también tendrán que pagarlos. 
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