- España "Estamos tranquilos porque no tenemos nada que ocultar ni
esconder"
Entrevista con Giuseppe Aloisio, director de Anice, sobre los
aranceles chinos, la exclusión de la carne de los productos sin
IVA, el consumo en 2023...
Hablamos con Giuseppe Aloisio, director de
Anice, la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de
España, sobre cómo podría afectar a la industria cárnica
española la puesta en marcha de aranceles para los productos que la
UE exporta al mercado chino. En esta primera parte de una
amplia entrevista también analizamos cómo ha evolucionado
el consumo en el último año y por qué la carne no está entre los
alimentos con el IVA reducido por parte del Gobierno.
¿Qué momento vive la industria cárnica tras la amenaza de
las autoridades chinas de imponer aranceles a las importaciones de
carne de cerdo de la UE?
Podemos decir que es un momento de sentimientos
encontrados ya que por un lado hay preocupación pero por
otro lado hay tranquilidad. Preocupación porque estas cosas nunca
son buenas. Crean nerviosismo, inestabilidad, incertidumbre, etc.
Tranquilidad porque al final te das cuenta de que no tenemos nada
que ocultar ni esconder y las empresas están muy tranquilas en ese
sentido.
De hecho, justo el día después del anuncio convocamos a todas las
empresas exportadoras, coincidiendo con la junta directiva de
Interporc. Allí había ganas de aportar la documentación necesaria
lo antes posible, que nadie se quedara atrás sea la que sea la
cantidad que haya exportado, etc.
De esta forma queríamos demostrar transparencia, celeridad y
pulcritud al seguir con el procedimiento marcado por la
Organización Mundial del Comercio. Pero claro, además de esto
esperamos que se abra un cauce de negociación política y
diplomática.
A este respecto, ¿echáis en falta una respuesta más
enérgica por parte de las autoridades europeas?
Todo requiere su tiempo y hemos visto movimientos como el
manifiesto de la UECBV. Entedemos el momento de transición de la
Comisión Europea tras las elecciones recientemente celebradas, pero
no hemos echado de menos ese apoyo y nos hemos sentido
apoyados por el Ministerio de Comercio que ha sido muy proactivo al
igual que el de Agricultura. Ya nos han comunicado que
tanto el Gobierno de España, a través del Ministerio de Comercio,
como la Comisión Europea se han personado en este procedimiento, lo
que hará que vigilen que se cumple todo y conforme se avance tal
vez se elija el mejor momento político para allanar el camino y
desentrañar todo aquello que pueda estar puesto en tela de juicio
por las autoridades chinas.
Esta situación, ¿no se veía venir?
De forma tan inmediata no. Ha habido un efecto de acción y
reacción inmediata: a la finalización de la investigación
europea sobre los coches eléctricos chinos y la posterior
imposición de aranceles a su importación ha llegado el anuncio de
las autoridades chinas en represalia del sector agroalimentario
europeo. Lo vemos como algo injusto porque si las autoridades
chinas consideran que hay un desagravio con su producción de
automóviles, lo más lógico sería que se tomaran represalias con el
sector equivalente en la UE y no en un sector que no tiene nada que
ver como es el caso del porcino. Pero desconozco cuáles han sido
los criterios para escogernos y no sé cómo aseguran que se
han producido prácticas de dumping si resulta que en 2023
España ha tenido el precio del cerdo más alto del mundo.
¿Qué empresa es capaz de vender a pérdidas durante tanto tiempo y
además a cambio de nada?
Las prácticas de dumping suelen venir porque la diferencia
del coste y el precio de venta suele estar cubierto por ayudas o
subvenciones públicas, pero en el caso del porcino, no
recibe ayudas de ningún tipo. Esto nos ha extrañado por el
hecho de que andan buscando este tipo de información y datos justo
en una época en que las exportaciones de carne de cerdo a China se
han ido reduciendo desde el año 2020 y la mayoría son despojos
comestibles. Esto se ha debido a que el país ha ido recuperando
poco a poco su producción propia tras los brotes de peste porcina
africana que venía sufriendo desde 2018 y también porque la carne
de cerdo europea, y sobre todo la española, tenía precios muy poco
competitivos en los mercados internacionales. Esto provocó que
mientras que nosotros bajábamos ventas allí, países como Brasil o
EE.UU., que tienen un acceso más fácil y barato a la soja para
alimentar al ganado porcino, vieron incrementadas sus ventas.
¿Qué
escenarios cabe esperar a medio plazo?
Las empresas ya venían trabajando en diversificar y buscar nuevos
mercados. Del millón y medio de t que se vendieron en 2020
a las 560.000 t de 2023, hay casi un millón de t que se han
recolocado en otros destinos como Filipinas, Japón o Corea del
Sur. Hay margen para seguir mejorando la apertura de otros
mercados y, de hecho, el Ministerio de Comercio está
trabajando junto al sector cárnico en un plan para
acelerar los procesos de apertura de terceros países y así
poder colocarnos en el peor escenario que sea que China acaba
imponiendo aranceles al porcino español. En ese caso te dejará
fuera del mercado porque seremos poco competitivos, pero China
sigue importando mucho porque la de cerdo es allí la carne más
demandada y la producción local no es capaz de cubrir la
demanda.
¿Qué otros destinos nos quedan para nuestro porcino que
actualmente no se estén trabajando?
Hemos subido mucho la exportación a Europa. Aquí
hablamos de exportar cortes de valor, no de cantidad como en el
caso de China. Ahora mismo los problemas que tiene Italia,
Alemania,... Europa vuelve a ser muy interesante. Otro destino
relevante es el mercado norteamericano, tanto con México
como EE.UU. y Canadá, aunque ahora mismo somos poco
competitivos en esos mercados.
Y luego estarían otros destinos como Tailandia, Taipei,
Vietnam, Singapur... En ellos hay expectativas y vemos que
aún nos quedan muchas cartas por jugar. Espero y deseo que si todo
esto toma un cariz negativo, el sector porcino español podrá tener
otras oportunidades para poder exportar a nuevos destinos. Pero no
renunciamos a seguir presentes en el mercado chino y deseamos que
la investigación no conlleve la imposición de aranceles.
La
situación que atraviesa el porcino, ¿puede acabar afectando a la
autorización para que el vacuno y el ovino español lleguen al
mercado chino?
En estos momentos, a mí me gustaría creer que no, pero está
claro que indirectamente tendremos que dejar que pase la
tormenta. En febrero se anunciaron avances para el vacuno,
pero a día de hoy poco más hay nuevo. También puede acabar
afectando a la carne de cordero, a la exportación de lana e incluso
hay elaborado un informe sobre la exportación de estómagos de estos
animales y hay una lista con 33 establecimientos exportadores
españoles que está pendiente de autorización. Nos queda además la
propuesta de regionalización ante la posible llegada de la peste
porcina africana a nuestro país. Por todo ello, hay
varios frentes de negociación abiertos con las autoridades chinas
que no sabemos en qué fase, si activos o en stand by,
pueden estar en estos momentos.
Hay trabajo por delante y es el que el ministro de
Agricultura, Luis Planas, se llevó a su viaje a
China de finales de mayo cuando acompañó a la industria
cárnica española con motivo del despliegue hecho en Sial Shanghái y
durante la misión política que allí desarrolló en los siguientes
días.
¿Por qué sigue el Gobierno sin rebajar el IVA a la carne
tal y como se ha hecho con otros alimentos?
Quisiera tener una respuesta clara, pero cada vez hay menos
razones para no hacerlo. Primero de todo no lo consideran
como un alimento esencial pero sin embargo, según el Panel de
Consumo Alimentario, ocupa el 20% de la cesta de la compra de los
hogares españoles. ¿Cuáles son las razones? Presupuestarias
no deben ser porque en un entorno de inflación como el que
estamos, el Estado recauda mucho más y sí que puede tomar alguna
medida como esta para que las familias económicamente más
vulnerables tengan un alimento como la carne a su alcance. Si no,
acabaremos teniendo problemas de nutrición a futuro.
Al final va a parecer que vamos las compras de alimentos en las
familias están dirigidas en función de si somos capaces de sortear
con medidas de rebajas del IVA a otros productos como el aceite de
oliva, el pan, los huevos... ¿Y por qué no a la carne? Se
trata de un alimento esencial y las sociedades médicas,
pediátricas, etc, nos dicen que es un alimento esencial en todas
las fases de nuestra vida. Si
no son razones presupuestarias debo empezar a pensar que se trata
de una cuestión ideológica y aquí hay que hablar de un ruido de
fondo no declarado, de un apoyo no manifiesto a la carne.
He visto cómo bajaba el consumo de este producto pero no he llegado
a ver, como ocurre con otros productos, una campaña en la que se
fomente su consumo ante la caída registrada. Y además, por parte
del Gobierno, ante los ataques que recibe el sector obtenemos
silencio y ante situaciones como esta vemos la falta de
proactividad. Por ello pedimos, como alimento esencial que
es la carne y uno de los componentes de la Dieta Mediterránea, que
haya campañas institucionales de fomento del
consumo. Somos una asociación y se nos escapa
presupuestariamente este tipo de promociones para fomentar el
consumo. Pero hablamos de un Ministerio de Alimentación y si la
carne supone el 20% de la cesta de la compra, algo se debe hacer
para apoyarla.
¿Y cómo valora el comportamiento del consumo en
2023?
Estamos recuperando poco a poco el terreno que se perdió por la
pandemia y la crisis posterior. Hablamos de consumo en hogar y
quitando la carne de ovino-caprino y la de conejo, el resto de
categorías han subido pese a la inflación, a las campañas de
descrédito de algunos lobbies importantes... El consumidor
sigue viendo la carne como un alimento esencial y lo premia
comprándola.
Finaliza así la primera parte de esta entrevista con
Giuseppe Aloisio, director de ANICE. La segunda
parte llegará la próxima semana.