En comentarios presentados al Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) oponiéndose a las modificaciones propuestas a las acciones de la Sección 301, el Meat Institute pidió acuerdos comerciales como una estrategia a largo plazo para "nivelar el campo de juego para las empresas de carne y responsabilizar a China por las medidas de represalia impuestas".

“Los aranceles de la Sección 301 y las medidas de represalia resultantes impuestas por China han causado un daño indebido a las exportaciones agrícolas estadounidenses, incluidas las exportaciones de carne. La política comercial estadounidense, como la propuesta en esta acción de la Sección 301, no debería infligir dolor a los productores, empresas y trabajadores nacionales, como lo ha hecho y seguirá haciendo esta si se implementa”, dijo la presidenta y directora ejecutiva del Meat Institute, Julie Ann Potts, en los comentarios. “En cambio, restaurar el liderazgo de Estados Unidos en el comercio internacional mediante la búsqueda de acuerdos comerciales integrales de alto nivel que nivelen el campo de juego sería una estrategia a largo plazo más eficaz para contrarrestar las preocupaciones legítimas que la USTR intenta resolver en esta reglamentación. Las iniciativas de diversificación del mercado, junto con la competencia estratégica con China, impulsarán a todos los sectores de la economía estadounidense sin exacerbar las tensiones o las dificultades económicas existentes”.

Los estudios muestran que la agricultura estadounidense se ha visto perjudicada por las acciones de represalia de la Sección 301:

• En 2023, China fue el tercer mercado en valor más grande de las industrias de carne de res y de cerdo de EE. UU. y el segundo destino en valor más grande de la industria avícola de EE. UU.
• En 2019, los aranceles de represalia de China representaron el 95 por ciento de las pérdidas de las exportaciones agrícolas, por un total de 25.700 millones de dólares. Las exportaciones de carne de cerdo disminuyeron abruptamente, con pérdidas anualizadas de 646 millones de dólares.

Las exportaciones de carne de cerdo de EE. UU. siguen perjudicadas por los aranceles de represalia de China

• Actualmente, las exportaciones de carne de cerdo de EE. UU. a China enfrentan un arancel de represalia del 25 % además de la tasa de nación más favorecida (NMF) del 8%, lo que ha dejado a la industria porcina de EE. UU. en una desventaja significativa en comparación con otros proveedores de carne de cerdo de China.
• Las exportaciones estadounidenses de carne de cerdo a China alcanzaron un récord de 2.280 millones de dólares en 2020, pero posteriormente disminuyeron a 1.700 millones de dólares en 2021, cayendo aún más a 1.360 millones de dólares en 2022, y finalmente disminuyendo nuevamente en 2023 a 1.240 millones de dólares, por debajo de las estimaciones anteriores de 1.330 millones de dólares.

China sigue incumpliendo los compromisos asumidos en el acuerdo de fase uno entre Estados Unidos y China
Siguen existiendo barreras al comercio, entre ellas el requisito de China de que las importaciones de carne de cerdo estadounidense estén acompañadas de certificados de análisis libres de ractopamina, a pesar de que toda la carne de cerdo estadounidense destinada a China se produce bajo programas de verificación libres de ractopamina; la política de tolerancia cero de China respecto de los patógenos en la superficie de las importaciones de carne de cerdo y de res cruda; y la prohibición de China del uso de agonistas beta aprobados por el Codex y la FDA.

Si bien el Acuerdo de Fase Uno ha simplificado significativamente el proceso de registro de establecimientos para las instalaciones de exportación de carne y aves de corral de EE. UU., China, durante más de la mitad de 2023, no actualizó la lista de establecimientos estadounidenses aprobados ni el país procesó revisiones administrativas a esa lista, incumpliendo los principios básicos acordados en el Acuerdo de Fase Uno.

“Un ejercicio de represalias en la escalada arancelaria no hace que las cadenas de suministro estadounidenses ni los sectores económicos clave, como la agricultura, sean más seguros o resilientes”, dijo Potts. “En cambio, una política de ese tipo aumenta los costos para los consumidores, los importadores y los exportadores, limita la capacidad de las pequeñas y medianas empresas para crecer y competir en el mercado global y es antitética a la búsqueda de una agenda comercial centrada en los trabajadores por parte de la Administración”.