García Blanco ha señalado que esta norma ha conseguido que los grandes operadores del sector en referencia a empresas catalanas y murcianas, se hallen en condiciones de sacar al mercado jamones y paletas ibéricas de bellota, sin tan siquiera haberlas probado, dado que la normativa considera tales piezas con el único requisito de pasar controles, lo que logran a través de piensos concretos.

Admitió que, al principio, la aprobación de la norma produjo satisfacción en el sector, pues así se conseguía luchar contra la venta de piezas procedentes de este de Europa, en especial de Hungría, que eran vendía como si se trataran de productos nacionales.

Por todos estos motivos, el presidente de Asaja en Extremadura pidió la derogación de la actual norma de calidad del cerdo ibérico y la elaboración de una nueva, en la que debería considerarse como ibéricos, únciamente los animales procedentes de madres ibéricas puras.

A su juicio, la nueva norma también debería prohibir ser considerados como ibéricos productos de animales que no tengan en el momento de su sacrificio un mínimo de 12 meses.