A lo largo de 2024, según la organización francesa Anvol, los franceses consumieron 31,6 kg/persona de carne de aves frente a los 31 kg/persona de carne de cerdo y elaborados. El consumo de carne de ave creció un 10 % interanual y aproximadamente un 15 % desde 2019.

Francia aún necesita importar cantidades cada vez mayores de pollo, que, según Anvol, a menudo provienen de países que no respetan los altos estándares que deben respetar los productores franceses. 

De acuerdo con Patrick Pageard, vicepresidente de Anvol, la carne de aves sigue siendo asequible, fácil de preparar y su precio varía, El país además ha vacunado frente a la influenza aviar y esto ha permitido una cierta recuperación de la producción de aves, pero no lo suficiente para afrontar la demanda interna.

De acuerdo con Anvol, el 4% de la carne de aves consumida en el país es importada. En los últimos 5 años, la cantidad de pollo importado ha crecido un 37%, alcanzando las 222.000 toneladas.

El Consejo de Estado francés declaró recientemente en un informe que el mercado nacional depende cada vez más de las importaciones. Entre los países de origen, Polonia multiplicó por cinco la cantidad que vendió a Francia desde 2010, mientras que Alemania, Bélgica y los Países Bajos también abastecen a Francia han crecido en ventas a Francia. Como resultado, la balanza comercial de aves y preparaciones de carne de ave ha registrado un déficit de 1.251 millones de euros.

Anvol está solicitando al gobierno que suspenda las importaciones de pollo y otras aves procedentes de países donde las condiciones de producción estarían prohibidas en Francia. Francia también debería dejar de sobredimensionar las normas y regulaciones europeas, algo que la actual ministra de Agricultura, Annie Genevard, ya ha prometido.