- España Anice reclama una
"normativa equilibrada" que
garantice el bienestar animal en el
transporte y cuantifica los perjuicios de la
propuesta actual
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"Falta de base científica y rigor técnico de la propuesta de
Reglamento de Bienestar Animal en el Transporte,
que se está tramitando en Bruselas". Es la
valoración que Anice ha hecho
llegar a las administraciones españolas y de la Unión Europea sobre
el nuevo texto normativo.
Ahora, en un comunicado, la Asociación de Industrias de la Carne de
España recierda que, junto a otras organizaciones, nacionales e
internacionales, ha aportado una serie de propuestas de
mejora en el proceso de presentación de enmiendas al
proyecto de Reglamento a su paso por el Parlamento Europeo, cuyo
plazo de presentación, expiró el pasado 10 de abril.
Desde Anice destacan y valoran además "el
elevado nivel de colaboración y coordinación de toda la cadena de
valor para velar por una normativa equilibrada que garantice el
bienestar animal sin comprometer la viabilidad del sector cárnico
español y de la UE".
Sin embargo, detallan que con la redacción actual, "el
Reglamento supondría para la producción ganadera española
pérdidas del 17 % en el caso de del vacuno y del 7 % en el del
porcino, con graves consecuencias para la cadena
ganadero-cárnica. Entre otras, alteraciones en la cadena de
suministro, escalada de los costes de producción y riesgos para el
consumo interno y las exportaciones por el encarecimiento de la
materia prima y del producto", resume el comunicado.
Al respecto de la participación de Anice en el procedimiento de
presentación de enmiendas o alegaciones a la propuesta de
Reglamento en su actual tramitación en el Parlamento Europeo, cuyo
plazo expiró el pasado 10 de abril, la asociación incidió en
aspectos como:
Distorsión del mercado interior europeo: Las
restricciones de las horas de viaje y las condiciones de
temperatura en el transporte animal dificultan el comercio dentro
del Mercado Único, penalizando especialmente a países periféricos y
de mayor dimensión territorial, como España.
Dificultad de cumplimiento de los límites
propuestos en tiempos y secuencias de transporte, por la
dimensión del territorio español y las grandes distancias a
cubrir.
Impacto desproporcionado sobre España: Las
exigencias dificultan tanto el transporte nacional como la entrada
de animales desde países proveedores de animales vivos como
Francia, Italia o Países Bajos, afectando a sectores estratégicos
como el porcino y el vacuno.
A esto se suman las restricciones por temperatura en el
transporte de animales, cuyo impacto varía
significativamente según la ubicación geográfica. España, Italia y
Portugal son los países europeos más afectados por las altas
temperaturas. En particular, España sobresale con 87 días al año en
los que se superan los 30 °C, lo que obliga a realizar el
transporte únicamente en horario nocturno. Además, se registran 36
días con temperaturas superiores a 35 °C, lo que impone un límite
de 9 horas de transporte si se incluyen cerdos reproductores.
Dificultad de conciliación laboral y obligatoriedad del
trabajo nocturno: La actividad del transporte en
condiciones de temperaturas elevadas estaría obligada a realizarse
en horario nocturno, generando complicaciones operativas como el
incremento del riesgo de circulación y de accidentes en carretera,
alteración de los turnos de trabajo y derechos laborales, problemas
de conciliación, etc.
Aumento de los costes de producción y pérdida de
competitividad: La propuesta encarecería la producción
ganadera y la rentabilidad de la actividad industrial,
comprometiendo el liderazgo de España en el comercio internacional
cárnico y afectando a toda la cadena de valor: ganaderos,
transportistas, fabricantes de piensos e industrias
cárnicas.
Calculo de pérdidas
Ante todo ello, En términos de producción ganadera, para el
conjunto de la Unión Europea, Anice habla de pérdidas estimadas en
torno a un -17 % en el caso de del vacuno y un
-7 % en el del porcino.
En el porcino, para el conjunto de la Unión Europea, las
estimaciones del sector apuntan a un incremento total de costes de
producción de hasta 1.600 millones de euros anuales. Esto
equivaldría a un aumento de 7,20 euros por cerdo, 0,30 euros por
kilo de carne fresca y 0,55 euros por kilo de producto
elaborado. En cuanto a la inversión para adaptarse a las
nuevas exigencias normativas, se calcula que el mínimo requerido
sería de 4.000 millones de euros.
En el caso del vacuno, los costes de producción subirían a 220,8
millones de euros anuales, con una pérdida de producción del 3%. A
su vez se produciría una reducción de los sacrificios, estimada en
torno al 25%, con el peligro de desaparición de 6.190 granjas. El
incremento del transporte por carretera en un 222 %, acompañado de
un aumento proporcional en las emisiones de monóxido de carbono
(CO), resultaría en un impacto ambiental significativamente
mayor.
Impactos específicos en la industria cárnica
La asociación también define los impactos específicos para la
industria cárnica:
Menor disponibilidad de animales para sacrificio por la
reducción de la producción ganadera y por la limitación de los
tiempos de trayecto y de distancias a cubrir, imposibilitando el
abastecimiento desde zonas más lejanas.
Especialmente grave en el caso de España por nuestra alta
dependencia de suministro de animales vivos procedentes de otros
países de la Unión Europea, especialmente bovinos, para asegurar la
demanda interna y de nuestros clientes en el comercio internacional
de carnes y elaborados.
Con efectos negativos sobre la producción y consumo de carne y
de las exportaciones españolas a terceros países, en las que España
ostenta hoy una clara posición de liderazgo.
Alteración de los canales de suministro de animales a matadero
contratados con los proveedores.
Escalada de los costes de producción a lo largo de toda la
cadena de valor ganadero-cárnica, muy tensionada ya en los últimos
años por el efecto acumulado de la pandemia, las crisis de
suministro de materias primas y los conflictos geopolíticos en
Ucrania y Oriente Próximo y, más recientemente, las alternaciones
en el comercio internacional por la nueva política arancelaria de
EE.UU.
A su vez, para el sector transporte:
Para el sector transporte:
Incremento del 68 % en la flota de vehículos nacionales.
Aumento del coste por tonelada-kilómetro (tn/km): un 177 % en
el transporte de bovino pesado y un 28 % en el de cerdos de
cebo.
Sobrecoste de hasta 85.000 € por vehículo debido a las
adaptaciones necesarias, como la modificación de las carrocerías
para cumplir con las alturas mínimas y la incorporación de sistemas
de alimentación individual para animales no destetados.
Reducción estimada del 35 % en los trayectos con destino a
sacrificio, como consecuencia de las limitaciones horarias
impuestas al transporte.
Aumento de las emisiones de CO₂ en el transporte por carretera,
que pasarían de las actuales 116.263 toneladas/año a más de
406.000.
Disminución de la densidad de carga en época estival, estimada
entre un 20 % y un 30 %.
Añade Anice que el Reglamento también tendría reflejo directo
en la reducción de la oferta alimentaria y alza de precios y
un fuerte impacto en la inflación alimentaria.
"Obviado el rigor científico"
En palabras de Giuseppe Aloisio, director general
de Anice: “Las nuevas mayorías del Parlamento Europeo han entendido
que el entorno global actual exige ser más competitivos.
Paralelamente ha sido la ocasión para articular una gran unidad de
acción y colaboración con otras organizaciones de la cadena
ganadero-cárnica. Factores, todos, que han contribuido para apelar
a la sensibilidad de Bruselas (y Estrasburgo) para revertir un
planteamiento de Reglamento que es absolutamente perjudicial para
nuestras producciones y no es la mejor respuesta para afrontar las
derivadas de las tensiones comerciales y arancelarias como
consecuencia de las nuevas políticas proteccionistas de la
administración americana".
"Una vez más –añade Aloisio–, un planteamiento de
Reglamento que ha obviado el rigor científico y el sentir
de los sectores y que tal y como está redactado ni de
lejos garantiza y eleva los estándares de Bienestar Animal de
nuestros sectores".
"Por otro lado, la alineación de intereses de
las grandes patronales españolas (ANICE y FECIC) e
italiana (ASSICA), ha sido un gran banco de prueba para futuras
colaboraciones en asuntos comunitarios”, concluye el director
general.