Tras unas ventas de 2,52 millones de toneladas durante 2007 (por un valor superior a los 2.960 millones de euros), según Pratini el incremento de la demanda interna junto a la reducción en la oferta de cabezas de ganado bovino para sacrificio podrían reducir el comercio brasileño de carne bovina. A esto Pratini suma el hecho de la caída en la demanda desde la UE, lo que obligaría a los grandes grupos cárnicos brasileños a exportar a otros mercados como Hong Kong, Singapur y China.

Pratini acusó a la UE de utilizar las normas sanitarias como auténticas barreras comerciales ya que se ha reducido la importación de carne brasileña ante la presión de productores irlandeses e ingleses.